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jueves, mayo 31, 2007











Nuevas historias de la radio


















Como ya se ha podido ver en estas azarosas entradas, soy un fan de la radio, y, por cierto, pido perdón por repetir foto de la otra ocasión en que hablé de estas cosas, pero me parece muy bonita y retro la imagen.








Y por eso hoy quería dedicar un espacio a un reencuentro y una despedida. Si empezamos por las buenas noticias, la vuelta de Carlos Llamas a Hora 25. Reconozco que me emocioné e incluso lloré cuando le oí en su retorno a la tertulia de las diez, cuando, con voz ajada por la enfermedad y la emoción, contaba su lucha contra el cáncer, además en un hospital público, toda una lección para los de las sábanas de seda y la sangre azulada. Uno ha pasado muchas noches oyendo esa tertulia de la que tanto se aprende y con gente tan genial como el gran Miguel Ángel Aguilar como para no echar de menos al "incendiario" (así lo llamó un preboste del PP) Carlos Llamas, ágil en el regate, irónico, sarcástico a veces, buen entrevistador y moderador.


La otra noticia relacionada con la radio es la despedida en Radio 3 de Carlos Faraco, el inolvidable locutor de voz aterciopelada y textos surrealistas que me hizo quedar durante tantas noches de la adolescencia en vela oyendo su programa Tris tras tres. Era la época de los 80, la época en que Radio 3 era un reducto de contra-cultura y de pensamiento y músicas diferentes, los años de leer a Cortázar, de las gabardinas y de los cafés oscuros. Pues allí estaba Carlos Faraco, luego dejó de salir por Radio 3, aunque en alguna cortinilla todavía se disfrutaba de su imaginación. Ahora tenía un programa, La salamandra, donde siempre había sorprendentes versiones y vueltas y revueltas a lo mismo, pero ya era en domingo, a las 19 horas o así, y ya no era igual. Ahora se ha despedido definitivamente de Radio 3, y lo echaremos de menos.


No quiero poner ninguna imagen de él, no quiero saber cómo es, su imagen radiofónica está en mi cabeza y no quiero cambiarla por la real. Como él decía, "tu orejita es un polo de limón".


P. S. Hoy la música está difícil, tal vez algo de Franco Battiato, o Renato Carosone, o jazz de Louis Armstrong ("enormísimo cronopio"). U os ponéis Radio 3 a ver con qué música os sorprenden.

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martes, mayo 29, 2007



La melancolía del viaje




No quiero comentar los resultados electorales, son tan patéticos que se me iba a hinchar la vena del cuello de insultar y no es plan. Eso sí, si hay algún país tranquilo y culto, equilibrado, con preocupación medioambiental, que me quiera dar la ciudadanía, gustosamente reniego de la mía de Pantojas, Esperanzasaguirres, Aznares, Fabras, Jiménezlosantos y demás.


Hoy quiero hablar de viajes, de las despedidas, de las estaciones. Ya dije que mi viaje favorito es en tren, y que el autobús es un mal menor. Los autobuses, aunque sean cómodos, no dejan de ser un coche grande, que van por la autopista, que ponen una película por lo general horrorosa para impedir que la gente lea u oiga música.


Las estaciones de autobús suelen ser feas, funcionales, con los autobuses siempre en marcha contaminando y gaseando a los sufridos viajeros. Probablemente, de las muchas estaciones de bus que conozco, la peor sea la de Zaragoza, la de Ágreda (Puerta del Carmen), auténticamente horrible y postguerrista. Ahora la cierran, y me alegraré en el alma.


Todo esto sirve como preámbulo a un viaje que hice ayer. Ayer estuve, de la mano de Józef Wittlin, en la que él considera su ciudad natal, la ucrania Lvov. El libro, Mi Lvov, editado por Pre-Textos, es una delicia, una maravilla, un conjunto de prosas autobiográficas llenas de evocaciones sobre esa ciudad que encabeza y cierra esta entrada. Si os gusta viajar, aunque sólo sea con la palabra, que es una estupenda forma de viajar, no os lo perdáis.
P.S. Ayer, en el viaje, me puse dos veces un cd, cosa que no suelo hacer, pero es tan bueno! Se titula Warmer Corners, de los australianos The Lucksmiths, y también es altamente recomendable si os gusta el POP con mayúsculas. Su web, http://www.thelucksmiths.com.au.

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jueves, mayo 24, 2007




¿La televisión es nutritivaaaaaaa?









Hace muchos años, en un Un, dos, tres no sé si de los de Mayra Gómez Kemp, pudimos ver a El aviador Dro de su primera época, la del disco Alas sobre el mundo, cantando esa canción emblemática de la música de vanguardia de ese momento. Además tiene su aquél cantar esa canción en ese programa. Bueno, pues desde entonces la televisión ha ido empeorando, por lo menos la de gran consumo.




Recordar aquí lo que decía Lope de Vega sobre los gustos del vulgo es algo ocioso, soy de los que opinan que la televisión puede hacer programas de calidad que entretengan y formen, sin aburrir, sólo que, evidentemente, es más fácil, no sé si barato pero sí rentable, recurrir a la bazofia, a las fórmulas que ya funcionan, a Pantojas, Cachulis (o Papachulos, no sé cómo se llaman) y demás farándulas.




Probablemente, el programa más abyecto de la TV actual sea Cambio radical, auténticamente pornográfico en cuanto al uso de la emoción y de los bajos sentimientos, la exhibición impúdica (bonito título, Tom Sharpe) de las supuestas miserias ajenas.




Por supuesto, nos queda la 2, que pocos ven, su Metrópolis, Documentos TV, antes su telediario, y algún buen canal autonómico, sobre todo los menos vistos como el 33 de TV3. Y en la Cuatro podemos ver cosas como Callejeros, los viernes a las 10, un documento excepcional, al estilo de ese gran programa que fue Vivir cada día. La empatía que demuestran los reporteros, la sensibilidad y ternura con la que se acercan a los personajes, son dignas de cualquier elogio, y desde luego, pese a la dureza de los reportajes, es lo mejor que se puede ver, el mundo real de verdad que se nos escamotea en tanto colorín de papel couché y tanta mansión llena de guardas de seguridad. El programa que dedicaron el viernes pasado al Raval de Barcelona, donde se sumergieron en las miserias de ese barrio chino, es todo un ejemplo. Parece difícil filmar a la gente mientras se pincha, o hace la calle, y que se despidan siempre con un apretón de manos o una muestra de cariño.
Así que no hay que perdérselo, reventemos los shares con mundo real.
P.S. Hoy suena Wait a minute, de James Taylor Quartet, una explosión de acid-jazz adecuada para una tarde de final de mayo.
Ah, mi amigo David Vela firma ejemplares en la Feria del libro de Madrid, así que no os lo perdáis y lo saludáis, decís que vais de parte de Julio Narrow y os dibujará algo a lo mejor: viernes 25 de mayo, de 18 a 20 en caseta 118 y sábado 26 de 12 a 14 en caseta 19. Os ponéis las aletas de bucear y la escafandra (la feria de Madrid ya se sabe) y os dais una vuelta.

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martes, mayo 22, 2007





El deseo de lo real














Tomo el título de un artículo de Culturas, el excelente suplemento cultural que da La vanguardia (http://www.lavanguardia.es) los miércoles, imprescindible para saber muchas tendencias (horrísona palabra) actuales. Allí se hablaba del nuevo realismo en el cine, al hilo del estreno de la peli de Fernando León de Aranoa Los lunes al sol.






Pero yo hoy quiero hablar, aunque sea brevemente (una pila de trabajos de mi asignatura de Cine y literatura me reclaman y tiran de mi codo izquierdo) de los nuevos documentales en España, sobre todo de los que se centran en un personaje colectivo, una zona de una ciudad o un pueblo, más que los que ahondan en la vida de un personaje.




Hay en España un verdadero auge del documental, con obras premiadas en festivales de todo el mundo, obras que se ven poco después en los cines por su supuesto poco recorrido comercial, aunque hay que recordar que documentales de gran presupuesto como Bowling for Colombine, Una verdad incómoda o Farennheit 9-11 han sido un éxito.




Pero de los documentales de los que quiero hablar no son de los que congregan grandes multitudes en los cines, sino de los que llegan a pocos. De algunos de ellos ya hablé aquí, como En construcción, de José Luis Guerín, excelente visión de la vida en un pedacito del Raval barcelonés. Poco después vi otro de una alumna aventajada de José Luis Guerín, éste, El cielo gira, de Mercedes Álvarez, un bellísimo y lírico documental que nos muestra la transormación de un pueblo soriano en los últimos años.
Y ayer pude ver Aguaviva, de Ariadna Pujol, la visión de esta pequeña localidad de Teruel y sus cambios debidos a la necesidad de población y al llamamiento de su alcalde a familias extranjeras con niños a las que se les daban facilidades si se establecían allí.
El documental es precioso, se nota ese tiempo suspendido del verano donde no se hace nada más que ver pasar el día, la llegada del frío, los cambios en las mentalidades de los vecinos, las soledades, los miedos, las rencillas, la belleza de la vida sencilla, y su dureza. Aunque inferior a los otros dos que he nombrado, que me parecieron mucho más ricos en medios y puntos de vista, es altamente recomendable. En la página de Fnac, http://www.fnac.es lo tienen por 12 €, así que os lo recomiendo.
Y es que lo real es, a veces, bien contado, más interesante que la ficción. Y vuelvo a decir que en días próximos me ocupo de Callejeros, el docuemental que Cuatro dedican a la vida real en la noche de los viernes, prime time, mientras la bazofia llena las parrillas telesivas.
P. S. ¿Música? Pues no sé, no quiero recurrir a las cosas de Iñaki Peña en Radio 3, Trébede, que no me cae especialmente bien, así que podemos poner algo del rarito M. Ward que me llegó de manos de mi amigo Sergio Algora, Transfiguration of Vicent o Post-War, su último cd.

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sábado, mayo 19, 2007



A veces, el tiempo...





Es curioso, en ocasiones llevas una idea en la cabeza y luego, de repente, todo cambia. Ayer, al llegar a Zaragoza, había unos 34 grados y un sol de esos de freír huevos fritos en los capós de los coches (exagerando). Bueno, pues tras las visitas de rigor, a saber, Fnac, bar El circo y el bar de Sergio Algora, Bar Bacharach (que sólo por el nombre ya merecería visita, pero que además tiene la mejor música de Zaragoza) y el intento frustrado de ver un dvd (me quedé en la 1ª media hora "asofado") me fui a dormir. Y hoy ha salido lloviendo, y con 20 grados menos, sin exagerar.
Pues me alegro, diréis. A lo que iba es que ayer en Fnac, otro rito, me compré mi triada habitual, cd, dvd y libro. Por orden inverso, Hotel Nómada, un libro de viajes de Cees Nooteboom, que me hizo gracia entre otras cosas por estar traducido por Isabel Lorda Vidal, profesora a la que sustituí en uno de mis primeros trabajos en Ensenyament, nada menos que en el barrio de Sant Roc, entre Sant Adriá y Badalona. ¿Recordáis una serie de TV titulada La frontera azul, de samuráis? Se decía que allí, en el Liam Samg Po, se entraba pero no se salía. Pues ese instituto era parecido. En fin.
Lo segundo que cogí era El sentido de la vida, de los Monty Python, una edición con muchos extras y a la que le tengo muchas ganas.
Y lo tercero, dudé. Vi el último cd de Beth Orton, Comfort of Strangers, que me gusta bastante, pero era un poco otoñal, nada acorde con los 34 grados de la calle. Pero lo cogí, y está mañana, mientras oía llover desde la cama (placer inmenso), también escuchaba su bella música, parece que haya hecho él cambiar el tiempo.
P. S. Ahora, sin embargo, suena otra cosa, Edwyn Collins, con uno de sus cds más raros, I'm not following you, porque un crítico y escritor del que me fío mucho, Kiko Amat, lo ponía entre sus influencias.
Otro día hablaré de ese gran programa de la Cuatro, Callejeros, que os recomiendo ya.
La imagen de la entrada me ha parecido una parábola de estas elecciones, y se la dedico a Díez Espinosa y Lola, ya que es de la fotógrafa alemana Hanna Hoch.

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jueves, mayo 17, 2007



Fanáticos, forofos, tiffosis y demás







De nuevo el dios fútbol invade todo. Lo siento por todos aquellos a los que les encanta, sólo viven para ello y se alimentan de verlo. A mí me agota su hiper-presencia, no le veo la gracia a que un 40 o 50 % de los informativos se dediquen a las dudosas hazañas de estos nuevos dioses mediáticos. Y sobre todo, odio esa épica de la narración, ese recurrir a los términos de la guerra, del enemigo, de los cánticos de guerra, odio las celebraciones multitudinarias, aborregadas (aunque yo también haya ido alguna vez, pero me parecen pecados de adolescente, que como su nombre indica, adolecen de), donde se permite subir a lo "insubible", pisar, romper, gritar, interrumpir...




¿Qué sentido tiene ponerle un micrófono a un afónico y preguntarle qué siente cuando vence su equipo? Que es el día más grande de su vida (más que el primer beso, los hijos...), esa sucesión de tópicos.




Evidentemente, eso no impide que uno no pueda disfrutar de un partido, de una jugada, pero de ahí a lo que hablamos hay una buena distancia que no creo que haya que saltar.




Javier Marías, confeso futbolero, hacía un día una hipótesis con qué ocurriría si después de ver una interpretación única de Bach salieran todos los concurrentes al concierto, cortaran tráfico, se subieran a las estatuas, cogieran los coches y se pusieran a dar vueltas aireando los discos de Bach (bueno, eso lo añado yo) y pitando. ¿Qué pasaría? Pues eso.




Paciencia y barajar.




P.D. Suena Billy Bragg, para mí uno de sus mejores cds, éste, Worker's playtime, apropiado para esto.

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martes, mayo 15, 2007






Negra y criminal










Muchas veces, un libro no te deja en paz y te pide que le dediques más y más tiempo. A mí me pasa, y muchas veces, con la novela llamada negra.




Es un género al que llegue desde el cine, de tanto ver clásicos de cine negro me empecé a aficionar a Raymond Chandler, Dashiell Hammett, James Cain, Chester Himes... Recuerdo esas portadas de la añorada Bruguera, con el dibujo de un revólver apuntando al lector.




Lo cierto es que la novela negra no es ese género que se cae de las manos, para el verano. En los pasajes del señor de aquí al lado (Hammett) o Vázquez Montalbán o Lorenzo Silva hay mucha más calidad, mejores descripciones, mayor hondura en los personajes, más narratividad, que en gran parte de posmodernidades varias que nos invaden. Se aprende mucho de Barcelona con Carvalho, o de la Argentina del gran Osvaldo Soriano (prometo entrada para otro día), pero es que además se disfruta mucho leyendo, es puro entretenimiento que te zarandea y no te deja parar. En este caso me ha vuelto a ocurrir leyendo a Lorenzo Silva, La niebla y la doncella, un libro del que tenía que preparar un examen. Las historias de la cabo Chamorro y del sargento Bevilacqua son apasionantes, de gran penetración psicológica, y se leen de un tirón, y eso en 354 páginas apretaditas de bolsillo tiene su mucho mérito.


P.D. Oigo la radio de fondo, pero hoy os recomendaría una canción de uno de mis raritos ingleses favoritos: Robyn Hitchcock, en el que probablemente sea su mejor disco, Element of light y su canción Raymond Chandler's evening. A disfrutar. La foto del comienzo es Londres, Charing Cross, librería especializada en novela negra, y el título del post es de otra librería igual en la Barceloneta, a la que le debo visita.

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viernes, mayo 11, 2007



Ramón y David, David y Ramón





De nuevo aquí para patrocinar un poco a los amigos. Mi amigo David Vela acaba de sacar un libro precioso, que los que os consideréis ramonistas, amantes del arte, estetas, curiosos, seres con orejas a los lados, todos, no deberíais perdeos. Se trata de este Bestiario de greguerías, novedad editorial en un nuevo proyecto, ediciones acvf http://www.acvf.es, y es un libro que no pude pasar desapercibido.
Son greguerías ilustradas, pero con una sutileza y elegancia como sólo David (del que ya os he hablado, y mi amigo Alfonso (http://elreinodeestemundo.blogspot.com también) sabe hacerlo. Me considero algo culpable de ese gusto por las greguerías, me acuerdo de algún trabajo de doctorado que no sé si llegamos a presentar, en el que nos pusimos tontos (y David se arruinaba) de sacar diapositivas de Ilustración española e Iberoamericana, Estampa y otras) con imágenes del gran Almada Negreiros (prometo post) que daban correlato artístico a la fértil e inabarcable imaginería visual de Ramón Gómez de la Serna http://www.ramongomezdelaserna.com. Y al final David ha sacado un libro que no paras de mirar con sus excelentes pinturas.
Yo que tú me levantaría del ordenador e iría a una buena librería (ah, la distribución de los pequeños sellos editoriales...) a cogerlo. Me juego una oreja a que te gusta. Y si no, pues haré un remake de Blue Velvet...
P.D. A David le gustaban los Jesus & Mary Chain, y a mí también, así que Just like honey para todos.

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jueves, mayo 10, 2007



Nueva visita a La parada de los monstruos





La parada de los monstruos (Freaks) es una película mítica de Tod Browning, que pasó un montón de vicisitudes para estrenarse. Creo que es del año 1929. Es una de las más sinceras apologías de la diferencia, donde los verdaderos monstruos son las personas normales, con sus mezquidades, egoísmos, crueldades, abyecciones... Pues bien, la peli que se acaba de estrenar, Retrato de una obsesión, de Steven Shainberg (del que ya pudimos ver su interesante Secretary) es una nueva visita. El título en inglés es mucho más claro: Fur. An imaginary portrait of Diane Arbus, algo así como Pellejos, un retrato imaginario de Diane Arbus, y muestra eso, una falsa autobiografía de la estupenda fotógrafa norteamericana Diane Arbus, a la que Caixaforum le dedicó una esplendorosa expo hace un par de años.
La peli no es, afortunadamente, un biopic al uso, plano y anodino, como La vie en rose, por ejemplo, sino más bien una recreación personal de lo que pudo ser el mundo de Diane Arbus, su descenso, o subida, a lo diferente, a lo que los biempensantes tildan de monstruoso, y se acaba convirtiendo en una especie de elogio de la diferencia. Tiene elementos de Alicia en el país de las maravillas, de David Lynch, de Tim Burton, de Hitchcock a veces y todo conforma una buena amalgama que merece la pena.
Hay cosas que se podrían cambiar, quizá Nicole Kidman es demasiado guapa para el papel, aunque no lo hace mal, pero no sé si parece una imposición del productor. El ya de por sí maldito Robert Downey Jr borda su peludo papel, la banda sonora y la ambientación, junto con la fotografía, no desmerecen el producto final. Y sobre todo, sorprende bastante, es diferente, y a los 10 ó 12 acomodados espectadores que estaban en el cine les produjo irritación y enfado. Se ve que esa mirada poco complaciente con la ideología burguesa se les atascó. Lo cual me parece estupendo. Yo no me la perdería.
P.D. ¿Música adecuada? El último Tom Waits, que todavía no tengo, pero que es toda una declaración: Orphans.

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domingo, mayo 06, 2007




La mirada extraña









Uno de los subgéneros literarios que más me gustan desde hace años, desde que me puse a leer memorias y autobiografías de comienzos de siglo, son los viajes por España de esa época, teñidos en ocasiones de ensayo o de apreciaciones muy subjetivas. Creo que el primero que me leí fue el del comunista ruso Ilia Ehrenburg, España, república de trabajadores, que era como se definía a sí misma la 2ª república. Es un libro precioso, que no sé si se ha reeditado (estaba en Crítica, saldado) y que recomiendo fervorosamente. Luego seguí, creo, por Gerald Brenan, El laberinto español, que reconozco que me defraudó un poco. También Walter Starkie, Aventuras de un irlandés en España (ando buscando otro de él por el estilo, Don Gitano), también hoy difícil de conseguir y excelente.


La mirada de un extranjero sobre el país de uno suele ser muy esclarecedora, muy limpia de prejuicios y apriorismos, al menos de los propios del país, y siempre es una bocanada de aire fresco que reconforta, o incomoda, al lector. Los viajeros ingleses o centroeuropeos suelen ser los más observadores, por eso de la distancia.


Todo lo anterior para señalar que hoy he conseguido otro libro de viajes (por cierto, otro día dedicaré una entrada a los libros de viaje en general y os recomendaré a una amiga mía, Esther Ortas, una autoridad en el tema, pero eso será otro día). El libro de hoy es del personaje de la foto, el checo Karel Capek (la C lleva una marca que hace pronunciar Chapek, pero no sé dónde está), que inventó en su novela R.U.R. el término robot, "trabajador", imagen que os pongo aquí al lado. El libro es realmente delicioso, si vale la sinestesia, es breve, lleno de dibujitos del autor y de apreciaciones o apuntes cogidos del natural, muy frescos y chispeantes. Ah, el libro se titula Viaje a España (1930), y también es difícil de pillar, tiene sus buenos 18 años y está en Hiperión. Pero en Zaragoza, la librería Antigona, una de las mejores para conseguir rarezas (y es que su dueño, Pepe, es un amante lector y eso se nota) lo tenía, y sólo por eso ha merecido la pena el paseo hasta la zona universitaria.
P. D. Evidentemente no suena música robótica, aunque podría, si no el 2º lp de los australianos Go Betweens, Before Hollywood, por un motivo que os contaré otro día.

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jueves, mayo 03, 2007




Apología de las ruinas









Aquí ya he citado alguna vez ese excelente libro de Rafael Argullol, La atracción del abismo, donde, con su sabiduría habitual, que es mucha, Argullol describe y analiza las características del Romanticismo centrándose en unas cuantas figuras señeras.

Ya sabéis todos (sé que esto lo leeís muchos cientos, pero lo que ocurre es que sois tímidos) que uno de los tópicos románticos es el tema de las ruinas, el artista extasiado y apesadumbrado ante la grandeza de las ruinas de los antepasados, cota que nunca podrá alcanzar ni con su imaginación.


Pues bien, a mí las ruinas antiguas me gustan (por ejemplo recomiendo ver, en la comarca del Priorat, las ruinas de lo que fue la cartuja de Scala Dei, y de paso buscáis algún vino en las cooperativas de por allí mejor), pero las que realmente me atraen son las ruinas de edificios contemporáneos, cuando un derribo las hace aflorar y vemos esos azulejos pasados de moda, esos cuartos de baño arrancados de cuajo donde se ve una ducha que queda flotando en un limbo temporal, la marca de un humo eterno en la chimenea derruida, un papel pintado que hace siglos que no se vende, una estantería con recuerdos de viajes de los vecinos, un cuarto de un adolescente con sus posters y sus fotos medio despegados, un dormitorio donde se fue feliz...

Por eso, una película que me parece increíble y que he recomendado cientos de veces es En construcción, de José Luis Guerín (2001), donde un montón de cámaras, día y noche, graban la vida en torno a un edificio medio derruido del Raval barcelonés, capta la vida de los vecinos, los transeúntes, los colguetas, los albañiles que derriban el edificio y construyen uno nuevo (lo que hoy es parte de la Rambla del Raval, esa zona donde proliferan los botellones y el apedreamiento de lunas de las instituciones públicas) sobre la base de un antiguo cementerio. Ese intento, logradísimo, por aprehender la vida de un microcosmos urbano es una experiencia visual absolutamente única.

Y está lleno de habitaciones que se derriban delante de nuestros ojos, con sus vidas pasadas colgadas de hilos.

P. D. Suenan los Talking Heads, y aunque no os lo creáis, el azar tiene estas cosas, miro el título de la canción y es "Houses in motion", de la época en que colaboraban con Brian Eno, pero hoy recomendaría otra cosa para esta entrada, algo mestizo como los mallorquines La búsqueda, con su cd Los penitentes, que me sigue encantando.


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martes, mayo 01, 2007



Artilugios para fascinar





Mi escasa reputación como persona seria se va al garete con cosas como éstas, pero qué se la va a hacer, cuando uno está solo hace más tonterías todavía. El sábado me cogí dos trenes, hice más de 400 km y me fui a Gerona (que me perdonen los nacionalistas, considero que el nombre correcto cuando se habla en una lengua es mantener los topónimos de esa lengua), con la única intención de ver el museu del cinema (http://www.museudelcinema.org), que llevaba años queriendo visitar con mis alumnos de la optativa de bachillerato de "Cine y literatura". Gerona siempre merece la pena, es una de las ciudades en las que se vive mejor, más bonitas y más equilibradas, y a eso hay que añadir este museo. La colección es increíble, hay decenas de máquinas de ésas que siempre salen en los libros y que tú puedes manipular y observar. Había poca gente y fue una gozada.
Me fascinan esos inventos y descubrimientos de los pioneros de la imagen en movimiento, ese toque naïf que tanto cuesta explicar a un adolescente de hoy acostumbrado a los 80 ó 90 planos por minuto. Todavía no lo había dicho por aquí, creo, pero me ha atraído desde siempre la arqueología industrial, esas primeras fábricas (auténticas catedrales de la industria, bellísimas), ese ladrillo ennegrecido, las fascinantes chimeneas, esas pruebatinas de nuevas tecnologías.
En Cataluña hay una excelente red de pequeños museos comarcales englobados dentro de la red de museos de la ciencia y de la técnica, si pensáis viajar a alguna capital de comarca o alguna zona de la Catalunya central, informaos antes y descubriréis auténticas maravillas (la colonia textil Can Sedó, Can Vidal...).
Bueno, pues eso, que Gerona bien merece la pena, que su río Onyar, con sus casas de mil colores a su orilla... Para mí fue durante años un reducto de felicidad al que ir de vez en cuando y pasear por sus callejas... Ahora hay también un museo judío, sigue estando Le Bistrot, un par de excelentes y bellas librerías, y está cerca de bastantes sitios. Incluso se puede uno encontrar con Javier Cercas (a mí no me pasó).
Que vaya bien.
P.D. En el ciber sólo suena lo que canturrea el de al lado, pero de mi razzia de ayer a Barcelona me traje funk-jazz y el último cd de Lambchop, Damaged, ideal para un día que amenaza lluvia y benéfico frío otra vez.

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