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miércoles, febrero 27, 2008



Cuatro







Ayer, cuatro mujeres murieron a mano de sus parejas o ex-parejas. Nunca me parecerá suficiente la atención que se le dedique a este asunto. Será por mis orígenes de objetor de conciencia y de estudioso de la no-violencia, pero me parece abominable cualquier tipo de violencia, y mucho más si cabe la ejercida contra alguien que no está en igualdad o que no puede defenderse. No creo que haya que decir mucho más, pero tampoco menos.
P.S. Hoy no hay música, no creo que haya nada que acompañar con música referido a este tema.

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martes, febrero 26, 2008






El circo político










Que la política es un circo más o menos simpático, con sus fieras, sus payasos, sus saltos mortales, su hombre forzudo, su domador, el torpe que todo lo confunde, alguna mujer barbuda, todo eso, es más o menos incuestionable. Pero da la casualidad de que de ese circo dependen muchas cosas en los próximos cuatro años, por lo que es un circo "de obligada asistencia" si se me permite. Todavía estoy un poco abochornado por el espectáculo de ayer, al que asistí desde mi amada radio. Ya sé que estas cosas sirven sobre todo para convencer a los propios, y que yo no soy uno de esos propios, pero por momentos me dio bastante pena, en otros miedo y en otros algo de vergüenza ajena. También hubo alguna que otra finta dialéctica, pero muy alejada de lo que considero un buen debate. Parecían dos monologuistas con el papel cogido con alfileres.


Dejando de lado el hecho de los debates entre dos partidos, cosa que me parece mal cuando hay más partidos en el parlamento, que también dicen la suya, me parece evidente que todo se centra en una concepción muy espectacularizada de la política, en ver "lo grande que la tienes" (le memoria, digo), en la demagogia. Poco se dijo del futuro, era más en plan "Y también dos huevos duros" de los hermanos Marx, el "Y tú más" que tan tristes nos pone a los ciudadanos. Y además, todo tan pactado que ninguno oía al otro más que en contadas ocasiones. Si a eso le unimos que el modelo que se parece seguir es el de la política americana, tan histriónica por momentos, tan arquetípica, tan previsible, tan de gestos cara a la galería, tan de "mismos perros con distintos collares", el pesimismo lo inunda todo. Ya sé que nada es lo mismo, que cada persona es un mundo y un "talante", en el sentido amplio de la expresión, pero permitidme que me muestre algo cansado del espectáculo.
P.S. No pongo música política hoy, curiosamente el último cd que me compré es el downtempo suave y agradable de Morcheeba y su recopilatorio Parts of the Process, un título muy adecuado para este comentario.

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jueves, febrero 21, 2008



La felicidad empanada




Hoy os voy a dar hambre, ya lo aviso, aunque los habréis notado al ver las fotos de esta entrada. Hoy hablo de las croquetas, tan humildes y excelsas a la vez. Si la tortilla de patata es la prueba del nueve de un bar, las croquetas vienen a ser la prueba auténtica de la división, la laboriosa que se hacía multiplicando el divisor por el cociente y sumando el resto.

Aunque está claro que las mejores croquetas las hacen las madres, con su paciencia con las dos cucharas, sus restos de la sopa (gallina, jamón, pollo), su punto de empanado y de fritura, su regularidad, como un batallón de felicidad en un plato.

Hay quien todavía recuerda con envidia mis bocadillos de croquetas de cuando iba al instituto, y hubo una profesora de Griego (la lengua griega, quiero decir) que me dijo que era un bocadillo surrealista, que mezclaba dos realidades imposibles en un mismo plano. Sí, sí, surrealista, pero bien bueno que está.

No os voy a dar ninguna receta, todas las madres tienen la suya, personal e intransferible. En Barcelona, Rambla de Cataluña, había un bar, La Croquetería, que se jactaba de tener más de 80 tipos de croquetas, algunas imposibles como de café, arroz con leche, cocido, limón, chocolate... A tanta herejía no llegué, pero alguna vez que hice una degustación allí, que ponían cinco tipos, la verdad es que había alguna de queso bien sabrosa. Y una vez, en casa de unas amigas, recuerdo haber comido una croqueta de un palmo que ocupaba toda la sartén. Me supo rica, pero me parece que era más bien por el cariño. Y lo que me gustaba de pequeño darle vueltas a la masa y que se quemara un poco, se socarrara, que decimos, y que me comiera ese rico socarrado, o meter un dedo en la masa aún caliente...

¡Qué hambre!.
P.S. Hasta donde yo sé, no hay canciones que hablen de croquetas, se dedican al amor y otras tonterías, pero no sé por qué me viene a la cabeza la época más castiza de Gabinete Caligari y su "Al calor del amor en un bar" o su "Que Dios reparta suerte". Será que la croqueta nos lleva, como la magdalena de Proust, al pasado y a los bares perdidos que tenían toda la paciencia del mundo para hacer las croquetas...

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martes, febrero 19, 2008




Un concierto en una lata








El sábado pasado estuve con mi amigo David Vela de concierto en Zaragoza, en un local que se llama La lata de bombillas, oyendo a Bart Davenport, este americanito que tenéis aquí arriba. A pesar de la falta de puntualidad, un concierto bonito, acústico, con canciones pop teñidas de dulzura y la melancolía de los ritmos de bossa. Yo tengo dos de sus tres cds, que me sorprendieron y gustaron. Éste, que siempre está saldado y que creo que es el último, es el que os recomiendo hoy.

La noche continúo entre cervezas y charla. La única pega que le puedo poner es que lo del tabaco en este país es de nota. No hay forma de salir por ahí por la noche a tomar una cerveza sin que todo tú acabes siendo un cenicero con pantalones. La excusa de que el extractor se lleva el calor y que por eso no lo ponen es tan mala e inconsistente como si te dicen que no ponen música en los bares porque la gente sufrirá luego problemas de oído. Una pena. Por algún sitio leí que para el 2010 en toda Europa no se podrá fumar en los bares de menos de unos metros. Eso espero, y a los de más metros, buenos extractores (en uso!), separación de zonas. Y, por supuesto, que en todos los sitios donde se coma algo no se pueda fumar.

Los demás lo agradeceremos.

P. S. Os dejo con una imagen de otro concierto en La lata para que veáis el porqué del nombre.

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miércoles, febrero 13, 2008


Huelga


Mañana esta bitácora y su autor están de huelga, así que no habrá novedades hasta otro día. Os dejo con esta bella imagen de mayo del 68 y su preciosa chica, que luego supimos que era una noble con eso que José-Carlos Mainer y otros llaman crisis de la conciencia burguesa.
P.S. Que suenen The Clash con "London Calling" o "Spanish Bombs", que me parece una buena banda sonora.

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sábado, febrero 09, 2008







Los placeres del anfitrión














Del mismo modo que me gusta ir a casa de amigos en las que me encuentro como en la mía, me encanta recibir amigos en casa y que se encuentren como en la suya. Esto viene a cuento porque este finde he recibido y estoy recibiendo la gratísima visita de mi amigo pucelano José Ramón Díez Espinosa. No quiero entrar en más honduras, pero tener amigos en casa que vienen de lejos a verte, halagarlos con la hospitalidad, cocinar, abrir botellas de vino que tenías guardadas para esas ocasiones, introducir el pequeño caos de alguien que se confunde de puerta y busca la cocina en el baño (y eso que tengo poco donde elegir...), todo eso, es una alegría inmensa.


Si a eso le sumamos un viaje placentero en tren (reconozco que me gustó mucho coger el AVE y ganar 2 horas a un viaje que he hecho centenares de veces, y es que lo peor de los viajes es la monotonía, que no sean de placer), la conversación, el alcohol y las tapas, el cosquilleo de los regalos mutuos y del cariño..., pues eso, un placer que sé compartido. Por eso pongo aquí a estos dos amigos degustando vino, y es que me identifico un poco con ese sensacional Paul Giamatti de Entre copas, de la que ya os hablé. Y con los que aman el chocolate y el hablar pausado, o con aquellos que hacen cosas buenas que nunca habían hecho antes, o con aquellos cuyas ganas de hablar son mayores que la velocidad del pensamiento embrumado de efluvios y humo.
P.S. ¿Música para este post? La del sábado al despertar, Henry Mancini y "Pink Panther".

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jueves, febrero 07, 2008




Historias de taxis










Ya he dicho alguna vez que de algo nos tenemos que beneficiar del hecho de que las cajas de ahorros tengan que enjugar parte de sus ingentes beneficios en obra social. Y, por ejemplo, ayer fui a ver, gratis (como dice Miguel Ángel Aguilar, alguien lo pagará), Taxi driver, de Martin Scorsese (1976), esa estupenda peli que lanzó a Robert de Niro a un estrellato del que pocas veces ha bajado. La había visto hace más de 20 años en la tele y entonces, tierno adolescente que yo era, no me gustó, aunque algunos planos se me quedaron en la retina. Ayer, a pantalla grande, me entusiasmó. Pero de lo que quiero hablar es de los taxis y sus historias.


La verdad es que nunca me han gustado mucho, la mayoría de los taxistas, al menos en Zaragoza, son de un facha impresentable, de los que hacen de la COPE y el PP su santo y seña. Alguna vez he estado a punto de bajar de un taxi y mandarlo a tomar por donde amargan los pepinos o la espalda pierde su casto nombre, pero a veces me han ocurrido cosas curiosas. Una vez, en Barcelona, al decir que era profe de literatura, entré en una inefable conversación con el taxista argentino sobre la mística, Fray Luis de León y la literatura en general. Nunca más me ha pasado. Y el último día que cogí uno, todo iba bien (el taxista oía la SER), hasta que de repente me preguntó por un jugador de fútbol y si éste era judío. Me temí lo peor, pero cuando añadió: "Claro, tiene que ser judío, al ser egipcio" ya la cosa pasó al surrealismo y al cadáver exquisito, cada frase no tenía nada que ver con la anterior.


Y es que eso de subir al coche de un desconocido que se gana la vida llevando a la gente de aquí para allá da mucho juego. Os añado mi peli favorita del tema, "Night on Earth", de Jim Jarmusch, cinco historias de taxistas en el mundo.


P.S. La BSO de esta peli de Jarmusch es buenísima, del íntegro de Tom Waits, aunque la de Taxi driver, que no conocía, es también excelente, nada menos que de Bernard Herrmann, uno de los mejores compositores de cine (Ciudadano Kane, Psicosis...), así que cualquiera de las dos vale de fondo sonoro.

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martes, febrero 05, 2008






De Chirico y de la pólvora










Ya de vuelta a casa, a alguna casa como dice Andrés Calamaro, unas líneas sobre la expo que pude ver (más o menos, estaba abarrotada). En otra ocasión había visto ya algunos cuadros del italiano Giorgio de Chirico, uno de los representantes más relevantes de las primeras vanguardias. Su pintura metafísica, con ese gran componente arquitectónico (de hecho era el leit-motif de la expo, la arquitectura), ese enigma subyacente en muchos de sus cuadros, sus claroscuros, eso que tienen de onírico, reconozco que me gusta y me atrae. Me sorprendió ver algunos cuadros cuya técnica se puede ver en otro gran surrealista, el belga Rene Magritte, el pintor más literario. Ese misterio transitará posteriormente en la obra de otro de mis favoritos, el también belga Paul Delvaux. En suma, una expo atractiva, aunque la segunda parte, el influjo de la pintura de Chirico en la arquitectura, me pareció más curiosa que otra cosa.


En otro orden de cosas, he de agradecerle a la impresentable alcaldesa de Valencia, Rita Barberà, el recibimiento que me dispensó poniendo la conmemoración del nacimiento de Jaume el Conqueridor justo durante mi estancia allí. Así pude disfrutar de esas mascletás que sólo saben hacer en Valencia, que te erizan los cabellos con la apoteosis de ruido y estruendo armonioso (y no es un oxímoron) y de un buen castillo de fuegos artificiales por la noche, también excelentemente medido, con ritmo y contundencia. Sé que es como volver a la infancia y a los días de fiesta, pero esa sensación de magia me sigue pareciendo atractiva.

P.S. De fondo hoy tengo la música elegante del dúo sueco Club 8, que me descubrió mi anfitrión valenciano, y más concretamente su último cd, The Boy Who Couldn't Stop Dreaming, que ya nombré pero que, en un acto de justicia poética, llevé a mis anfitriones.

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sábado, febrero 02, 2008


Un bar en el mundo (y fuera de él)

De nuevo me pilláis en Valencia, abusando de la hospitalidad de mis amigos. De nuevo los ritos de siempre. Vuelvo y vuelvo a ciudades y me gusta hacer en ellos las cosas que hago siempre. En Valencia ya he dicho que es obligado callejear, ir al mercado central, echar un par de "pilares" en el bar El Pilar, en la calle Bolsería, con sus patatas bravas con ajoaceite y sus clóchinas, pasar mil veces por la Estacioneta que os pongo en esta foto antigua, hacer una visita de domingo al IVAM (mañana me espera Chirico y fotos del hermano de Manuel Vicent).

A esos ritos añado uno bien curioso: alguna noche, de retirada, hay que ir a tomar un buen té a un bar de la calle Ruaya que mis amigos llaman el submarino por una puerta que tiene, y por la forma longitudinal.
Es uno de esos sitios que han conocido tiempo mejores, pero que son refugio de aves nocturnas de diverso pelaje, el típico garito anclado en el tiempo que tiene un encanto algo inefable: oscuro, con un suelo de calle en forma de falso adoquín, un letrero de una calle de Valencia que pone Passatge Tete Montoliu y que dudo mucho que exista más que en la imaginación del gerente del establecimiento. Y es de este señor del que os quiero hablar mínimamente. Desde la primera vez que lo vi me recordó a la idea que tengo de Biscuter, el ayudante de Carvalho, el detective creado (no sé quién creó a quién) por Manuel Vázquez Montalbán. Bajito, con bigote, con una seriedad casi circunspecta, a veces tiene un aire al genial Alfredo Landa de El crack de Garci, de cuando Garci hacía cine. Con tranquilidad y oficio, como una ballena varada, va poniendo sus vinilos de buen jazz clásico, blues, sus teteras desportilladas. Como un detective de novela retirado, que decide invertir su vida en lo que más le gusta, su bar, y olvidarse del mundanal ruido que antaño conoció y que guarda en su interior historias que nunca nos contará.

P.S. En su honor, hoy suena algo de jazz comprado ayer, música de vibrafonistas como Cal Tjader, que ameniza esta tarde de sábado un poco gris. Salud.

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