narrow

jueves, noviembre 29, 2007






El reflejo del alma










Es un tópico decir que la cara, el rostro, es el reflejo del alma, pero lo cierto es que con el tiempo vamos teniendo la cara que nos merecemos, o la que creemos merecer. Un rostro en movimiento (las fotos normalmente nos dan poca información fiable de nosotros, es una imagen congelada) dice mucho de nosotros, de nuestra sensibilidad, de nuestra aptitud ante las cosas, de nuestra máscara, en definitiva.


Una de las ocupaciones dignas de diletante es sentarse en una terraza con una cerveza y ver pasar gente, mirarles a la cara y pensar en lo que estará en esos momentos dentro de esa cabeza. Era un de mis ocupaciones favotritas en las tardes barcelonesas, bajar al bar Mañé (excelente ensaladilla, tortilla y croquetas), en la esquina de Conde Borrell con Floridablanca, y entre quintos y quintos de Voll-Damn, dejar pasar, morosamente, el tiempo y la gente.


Para eso, el flanêur de la gran ciudad del que hemos hablado ya en otras ocasiones se las pinta solo, meterse en un metro y observar, sin más, a tus momentáneos vecinos de asiento, de vagón, da una sensación curiosa, a veces desasosegante, que te hace volver la mirada hacia otro lado.


Hace años, Els Comediants hicieron para televisión una serie basada en un aparato que permitía leer los pensamientos de la gente, una idea atractiva pero no sé si del todo deseable. ¿Nos gustaría estar abiertos, transparentes, a los demás, que nuestra máscara se diluyera? ¿Podríamos vivir así? ¿Qué ocurriría? Me recuerda el bello cuento de Boris Vian, "La niebla", en el que una niebla espesísima y afrodisíaca cae sobre la gran ciudad e impide que la gente se vea el rostro, lo que provoca una ola de desinhibición y desenfreno tremendas. Cuando, de repente se avisa de que la niebla va a levantar, y aquí viene lo más bonito del cuento, la gente decide sacarse los ojos ("Fuera, gelatina vil", ¡qué frase más tremenda del enorme Shakespeare!) y seguir sin verse los rostros.


P. S. Hoy me lo he puesto difícil con las músicas, tal vez alguna canción de David Bowie, el hombre camaleónico de los mil rostros y los ojos de dos colores, la famosa "Ashes to ashes", o los madrileños Alphaville con "De máscaras y enigmas" o la peli que encabeza el post, Sunset Boulevard, El crepúsculo de los dioses, que me parece un clásico de la observación de los demás.

Etiquetas: ,

miércoles, noviembre 28, 2007




Invisibles






Uno de los temas sociales de los que se más se habla es el de la invisibilidad, como hay muchos conflictos, grupos sociales, países, que no ocupan ningún espacio en los medios (otro día podemos hablar, aunque ya lo hemos hecho en alguna ocasión, de los temas que salen mucho en los medios, aunque ya sabemos todos qué temas son), y, por consiguiente, de lo que no se habla no existe. Eso no es más que otra forma de hacer ideología y, en casos extremos, algunos dirán que de fascismo, alejar y silenciar la realidad para que nuestra visión del mundo no se vea alterada, deturpada, por cosas que no se quiere por parte de algunos que sean conocidas.



Esta introducción sirve para hablar de la película documental que vi ayer en La Caixa (ah, la mala conciencia, y la exención tributaria, of course, que les hace a los bancos gastarse en obra social parte de sus dineritos!). Se titula Invisibles, y es una de esas películas colectivas (por orden de aparición, Isabel Coixet, Win Wenders, Fernando León de Aranoa, Mariano Barroso y Javier Corcuera, cito de memoria) a beneficio de una ONG, en este caso uno de las mejores, a mi entender, y a la que, modestamente, contribuyo, Médicos Sin Fronteras (http://www.msf.es/).
La peli debería ser de visión obligatoria, sobre todo para todos aquellos que no hacen más que mirarse el ombligo y pensar que sus problemas son los más importantes del mundo, que no existe más que el occidente, Europa, el fútbol y los famosos.

La peli, pese a tener el apoyo en la producción de Javier Bardem, ha sido muy poco distribuida, por lo que, desde aquí, hago el llamamiento para que la veáis cuando podáis, que apoyéis a esas ONGs que lo merecen, pese a ciertas campañas de desprestigio bastante interesadas que parece que sólo quieren que veamos a los estados y sus ejércitos como los únicos posibles gestores de las tragedias mundiales.

P.S. Entre evaluación y evaluación, sólo me da tiempo a recomendar una música que salía en los Documentos TV y que ayer me venía una y otra vez a la cabeza, me imagino que por analogía. Se trata de Ry Cooder y la BSO de Paris,Texas, que me parece una música bastante enigmática y poderosa para esta rauda entrada.

Salud y conciencia.

Etiquetas: , ,

martes, noviembre 27, 2007










Securitas, securitatis












En esto del cine, ya sabéis que la cosecha va a rachas, o no hay nada a lo que echar el ojo ni rebajando el nivel de exigencia a extremos televisivos, es decir, esas pelis que sólo ves si el mando a distancia te pilla lejos del sofá, o se amontona el trabajo. Últimamente he visto un poco de todo, la decepción del último Woody, que no me ha dicho nada, el gusto de Un funeral de muerte, horrible título para una comedia bastante negra (y a veces marrón, y no digo más), entretenida y con momentos desternillantes, el reencuentro con el siempre interesante Gonzalo Suárez en Oviedo express, un cineasta con mundo y estilos propios y que se autoindaga en esta peli, y hoy una de un novel, La zona, de Ignacio Plá.






Esta peli tiene como trama el choque entre dos mundos cercanos pero antagónicos, el opulento y autocomplaciente de los ricos y el misérrimo de las barriadas más marginales de México D.F. En ese sentido, nada nuevo que no se haya visto otras veces, y ahí radica el principal handicap, a mi modo de ver, de la peli, ese maniqueísmo, esa previsibilidad y el fondo desesperanzado, como no podía ser de otra forma con ese argumento.






Como en otras pelis de autores nuevos, es en la forma de narrar donde radica su novedad, y aquí hay ecos de Amores perros, aunque no en la estructura de relojería que tenía la peli de Iñárritu, algo del Carol Reed de El tercer hombre, del cine clásico también. Y también la dirección de actores, que me ha parecido muy acertada (un pero, la Verdú no tiene tanto papel, aunque éste sea lucido y le saque su habitual partido, como parece indicar el cartel), desde el siempre eficaz Daniel Giménez Cacho hasta los más jóvenes como Daniel tovar, el chaval que protagoniza la mayor parte de los planos.






En resumen, una peli recomendable pero no imprescindible.

P. S. Estoy en el ciber, y el último disco que me he comprado ha sido de jazz, de Jimmy Smith, este simpático señor que anima cualquier fiesta con su acid jazz. El cd se titula Home Cookin'.

Etiquetas: ,

jueves, noviembre 22, 2007






El viaje a alguna parte









Se está tiñendo de negro últimamente muy a menudo mi bitácora, y me recuerda a esa racha en la que se murieron Billy Wilder, Jack Lemmon, Walter Matthau y demás. Ayer le tocó al genial cómico (como le gustaba autodenominarse, y me parece una expresión muy adecuada, cómico, comediante) Fernando Fernán Gómez que en esta escena que os he puesto de una de sus mejores y más autobiográficas películas, El viaje a ninguna parte, está a punto de saltarle a la yugular a alguien, creo que a uno de esos Galvanes que llevaban el cine a los pueblos y les quitaban el pan a los cómicos ambulantes.

Con Fernán Gómez se muere, literalmente, un clásico de los que quedan pocos, de los que se recorrían España y Latinoamérica con un coche destartalado, de los que se conocen todo lo bueno de la literatura en español (inolvidable su Lucas Trapaza de la serie El pícaro), que han vivido todo y lo han escrito casi todo.

Yo me quedo con esta película negrísima, del año 1964, El extraño viaje, con muchas de sus interpretaciones, con su Viaje a ninguna parte, en libro (se ve que antes guión radiofónico) y sobre todo en película, con su teatro, con sus memorias El tiempo amarillo e incluso con su proverbial timidez que derivaba en mala leche y que tanta pena me da, ya que hace que mis alumnos recuerden a un intelectual con más de 200 pelis, escritor, pensador, por dos minutos de su vida en que mandaba a la mierda a un señor. Pero claro, esas imágenes las han visto docenas de veces y sus películas ninguna. Y así nos luce el pelo.

Además, esa misantropía de Fernán Gómez, ese retirado anarquismo en su torre de whisky, me lo hacían caer muy simpático.

P.S. Ayer en la SER pusieron al referirse a Fernán Gómez alguna banda sonora de pelis interpretadas por él, como La lengua de las mariposas o Belle époque, aunque hoy ya ponían alguno de sus tangos favoritos como Caminito o alguna interpretación de Gardel. Tampoco conozco nada más de sus gustos, así que ahí lo dejamos, tal vez sugiriendo los tangos acanallados de los madrileños Malevaje.

Etiquetas: ,

jueves, noviembre 15, 2007




El paraíso como librería






Me repito con un tema grato para mí, el de la felicidad del ocio en forma de librería, pero un breve reportaje aparecido ayer en La Vanguardia en la sección Vivir, me ha hecho que los dientes me crecieran hasta arañar el suelo. Se trataba de esta librería que tenéis aquí al lado y cuyo enlace os pongo http://www.strandbooks.com/. Según decía el corresponsal, Strand es, probablemente, la mejor librería de Nueva York y una de las mejores del mundo. Se ve que acaba de cumplir 80 años y que está con mejor salud que nunca. El reportaje promete 29 kilómetros de libros nuevos y de ocasión, un total de dos millones y medio de libros.


No me quiero ni imaginar lo que sería pasar por allí a menudo, echar la tarde repasando sus polvorientos anaqueles con tranquilidad. Yo, que suelo traerme un libro de cada sitio que visito con más o menos tiempo (incluso en Soria pude visitar una librería, aunque sólo pude comprar unos vetustos marcapáginas y postales con Antonio Machado como tema), libros escritos en idiomas que probablemente nunca entenderé (por ejemplo, me traje de Praga un librito en checo de Ramón Gómez de la Serna), libros que me evocan los lugares donde los adquirí, el entarimado raído sobre el que estaban colocados los estantes, la emoción de encontrar a alguno de esos viejos amigos que llevas buscando tiempo, una portada que te hace sonreír o mover la cabeza diciendo lo bien que ha captado el portadista la esencia del libro (ese estupendo Daniel Gil que hacía las portadas para Alianza bolsillo, por ejemplo).

Alfonso recordará cómo una parte de nuestra longeva amistad se cimentó en horas y horas pasadas en la librería Pérez de El Tubo de Zaragoza, que prometía diccionarios en todas las lenguas, cogiendo de las montañas de libros del Club Bruguera (probablemente, una de las mejores colecciones de libros nunca editada, barata y bien elegida), libros que, casi 30 años después, todavía descubro con emoción en alguna librería e incluso papelería pasada de moda. Así que, a Umberto Eco pongo por testigo, parodiando una frase de película, que cuando vaya a Nueva York pasaré una buena tarde o mañana en esta librería, en la Calle 12 de Broadway, cerca de Union Square.
P.S. Con NYC y libros, jazz, algo así como Art Pepper, que recomendaba hace poco Muñoz Molina, o Diane Reeves, que sale hoy en El País y cuya BSO de "Good Night and Good Luck" me gustó mucho.

Etiquetas: ,

martes, noviembre 13, 2007




Un lugar en el mundo (II)






Retomo esta serie que me temo que va a resultar exhaustiva sobre lugares del mundo donde me gustaría vivir. La primera vez nombré el Eixample-Ensanche barcelonés, y hoy quiero citar aquí La Baixa, el barrio lisboeta que se extiende desde la Praça Do Comerço que os pongo en la foto de arriba hasta la Praça do Rossío. Éste es un barrio racionalista, ideado por el Marqués de Pombal a partir del terremoto de 1755 que arrasó, por enésima vez, a la ajada y antiquísima Lisboa. Pombal conocía las teorías urbanísticas francesas y quiso que este barrio fuera una cuadrícula que los años y el carácter portugués fueron cambiando con los años, haciéndolo más anárquico de lo que Pombal quiso.


El barrio es una preciosidad de principio a fin, con ese color amarillo de muchas fachadas, y esos dinteles de piedra que sólo se ven en Portugal y Galicia y que dan ganas de pasarse allí horas y horas viendo pasar a la gente y al tiempo.


En otra ocasión ya os recomendé un libro de ensayos de un belga (¿o habría que decir ya sólo flamenco?), Stefan Hertmans titulado Ciudades, donde reflexiona sobre varias ciudades del mundo y sobre la atracción que sentimos por ellas. También comenté que una de las cosas con las que más me identifiqué fue en la predilección por las ciudades con río, ciudades en las que el tiempo avanza moroso, con meandros, con un ritmo diferente. Eso, siempre y cuando las ciudades miren al río, como pasa en Praga, Dublín, Oporto.

En algún momento dejaré escrito dónde quiero que dejen mis cenizas mis amigos el día que me muera, que espero, of course, que sea muy lejano, y es en el Tajo a la altura de la foto que encabeza esta entrada, en ese lugar donde el Tajo parece un mar y se ensancha hacia atrás y se estrecha hacia adelante, hacia Belén. Por allí, en el café Martinho de Arcada, iba a menudo Fernando Pessoa a consumirse y ver el Tajo meciéndose en sus venas.
P.S. Hoy suena un disco completa y absolutamente otoñal, el magnífico Way To Blue, de Nick Drake, todo un chute de melancolía. A vuestra salud.

Etiquetas: , ,

jueves, noviembre 08, 2007





El olor naranja








Utilizo esta sinestesia para referirme al olor del azafrán, un olor realmente espectacular y que no se olvida fácilmente. Alguna vez ya he hablado por aquí de el olor de la memoria, de cómo hay olores que se nos quedan ahí, en la memoria residente que diría un informático. Pues bien, en la mía está siempre el olor del azafrán que había en el pueblo de mi madre en estas fechas, cuando se recolecta y sus delicados brines se tuestan y se guardan por si acaso vienen épocas de vacas flacas. El azafrán es muy duro de cultivar, hay que recogerlo cuando el sol no se ha levantado del todo para que las rosas estén más cerradas y sean de mejor calidad, y eso, en estas fechas y en Teruel, supone unos cuantos grados bajo cero. Además, la flor del azafrán es muy pequeña y hay que cortarla con cuidado, por lo que el trabajo es muy duro y pesado.

En el pueblo de mi madre, Monreal del Campo, existe el único museo del azafrán conocido, que además enseña una amiga mía, que podéis visitar aquí (http://www.monrealdelcampo.com/museo.htm).

Es un cultivo que parecía destinado a perderse por la oferta de otros azafranes peores y más baratos (el azafrán se vendía muy caro, se decía que porque tenía usos farmacéuticos), pero parece ser que los italianos que se inventaron la etiqueta de Slow Food, al igual que han hecho con otros productos agrícolas en recesión, han decidido apoyarlo y protegerlo y parece que va a ir poco a poco remontando el vuelo y su bella flor morada con los estambres (brines o briznes) anarajados y rojos volverá a florecer en mi memoria y a recordarme, cual magdalena de Proust, mi infancia.
Mientras tanto, yo lo utilizo sutilmente en algunos platos, los arroces, el cardo con salsa de almendras, e intento recordar dónde comí un espectacular helado de azafrán.
P.S. Hoy se puede poner alguna música tradicional de esa que hace la Ronda de Boltaña, o los gaiteros de Estercuel o algo por el estilo. Aunque los más exóticos también pueden probar con música hindú como la que sonaba en "La boda del Monzón", peli llena de colorido anaranjado.

Etiquetas: ,

sábado, noviembre 03, 2007



donde el Duero traza su curva de ballesta




De nuevo en casa, en alguna casa, que dice, y me aplico, Andrés Calamaro. He adelantado el viaje porque me pesaba el alma y las ganas de estar en una geografía reconocible y, por consiguiente, algo acogedora.

No voy a ser nada original, pero lo mejor de Soria es lo que no es, y, sobre todo, la naturaleza, y el claustro templario de San Juan de Duero, y el paseo a San Saturio, y los torreznos, y las cañas bien tiradas, y el románico... Y lo peor era yo, lleno de aristas tristes, así que a plegar velas y otra vez será.

Ya en Zaragoza, abusando de la hospitalidad de Alfonso y Esther en forma de ensalada, jarretes guisados, rioja, té (los buñuelos los he traído yo de Soria, de la pastelería York, la mejor) y ahora un Knockando e internet, echo la vista atrás y veo que ayer venía a estas horas de ver la ermita de San Saturio, situada al lado de un Duero ensimismado que espejeaba entre las titilantes hojas de chopos, robles y castaños. Una de esas veces en que la contemplación de la belleza casi hace daño.

Cambiando de tercio, ya he tenido mis primeros regalos de cumpleaños, un pack de pelis de Billy Wilder de la primera época, una novedad sobre Trieste de Pretextos, la colección estupenda Cosmópolis, y el cd que pondré en el post scriptum. Saludos.

P.S. El cd es Autour de Lucie, del grupo francés homónimo, adecuado por su suavidad pop para lo que me pide el cuerpo.

Etiquetas:

jueves, noviembre 01, 2007



Camino Soria




Para acabarlo de arreglar, mañana me voy, solo y triste, a Soria, se me ocurrió hace unos días y ahora no me quiero echar atrás.


Mientras, aunque sea un poema muy conocido, os dejo con éste de W. H. Auden, que me parece uno de los más bellos para algo tan triste.



PARAD LOS RELOJES

Parad los relojes y desconectad el teléfono,
dadle un hueso jugoso al perro para que no ladre,
haced callar a los pianos, tocad tambores con sordina,
sacad el ataúd y llamad a las plañideras.

Que los aviones den vueltas en señal de luto
y escriban en el cielo el mensaje “Él ha muerto”,
ponedles crespones en el cuello a las palomas callejeras,
que los agentes de tráfico lleven guantes negros de
algodón.

Él era mi norte y mi sur, mi este y mi oeste,
mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
mi día y mi noche, mi charla y mi música.
Pensé que el amor era eterno; estaba equivocado.

Ya no hacen falta estrellas: quitadlas todas,
guardad la luna y desmontad el sol,
tirad el mar por el desagüe y podad los bosques,
porque ahora ya nada puede tener utilidad.



P.S. Si cambiamos el género de los pronombres, ya está todo dicho.
Hoy, que estaba abierto todo, me he comprado un cd recopilatorio de Arab Strap, éste:

Espero que a la vuelta del viaje, mi ánimo mejore.
Lo siento.

Etiquetas: