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jueves, noviembre 15, 2007




El paraíso como librería






Me repito con un tema grato para mí, el de la felicidad del ocio en forma de librería, pero un breve reportaje aparecido ayer en La Vanguardia en la sección Vivir, me ha hecho que los dientes me crecieran hasta arañar el suelo. Se trataba de esta librería que tenéis aquí al lado y cuyo enlace os pongo http://www.strandbooks.com/. Según decía el corresponsal, Strand es, probablemente, la mejor librería de Nueva York y una de las mejores del mundo. Se ve que acaba de cumplir 80 años y que está con mejor salud que nunca. El reportaje promete 29 kilómetros de libros nuevos y de ocasión, un total de dos millones y medio de libros.


No me quiero ni imaginar lo que sería pasar por allí a menudo, echar la tarde repasando sus polvorientos anaqueles con tranquilidad. Yo, que suelo traerme un libro de cada sitio que visito con más o menos tiempo (incluso en Soria pude visitar una librería, aunque sólo pude comprar unos vetustos marcapáginas y postales con Antonio Machado como tema), libros escritos en idiomas que probablemente nunca entenderé (por ejemplo, me traje de Praga un librito en checo de Ramón Gómez de la Serna), libros que me evocan los lugares donde los adquirí, el entarimado raído sobre el que estaban colocados los estantes, la emoción de encontrar a alguno de esos viejos amigos que llevas buscando tiempo, una portada que te hace sonreír o mover la cabeza diciendo lo bien que ha captado el portadista la esencia del libro (ese estupendo Daniel Gil que hacía las portadas para Alianza bolsillo, por ejemplo).

Alfonso recordará cómo una parte de nuestra longeva amistad se cimentó en horas y horas pasadas en la librería Pérez de El Tubo de Zaragoza, que prometía diccionarios en todas las lenguas, cogiendo de las montañas de libros del Club Bruguera (probablemente, una de las mejores colecciones de libros nunca editada, barata y bien elegida), libros que, casi 30 años después, todavía descubro con emoción en alguna librería e incluso papelería pasada de moda. Así que, a Umberto Eco pongo por testigo, parodiando una frase de película, que cuando vaya a Nueva York pasaré una buena tarde o mañana en esta librería, en la Calle 12 de Broadway, cerca de Union Square.
P.S. Con NYC y libros, jazz, algo así como Art Pepper, que recomendaba hace poco Muñoz Molina, o Diane Reeves, que sale hoy en El País y cuya BSO de "Good Night and Good Luck" me gustó mucho.

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hola la verdad esque no se que decir...se que esto no viene mucho al caso pero escribo este post en memória de Vicky.Hoy he vuelto a abrir mi correo por primera vez desde que ella falleció. Y tenía un aviso de mensaje fallido, es decir, un mensaje que jamás llegó a Vicky.Me he sentido tan mal...además de todo lo que llevo a mis espaldas, mis problemas, ahora se suma esta perdida tan grande.
Gracias por conprender mi "enfermedad" hay gente que no la entiende.Tu ni siquieras preguntas por eso aún me siento mejor porque no me recuerdas que tengo un problema me siento tan igual que cada uno de mis compañeros.

2:55 p. m.  
Blogger narrow said...

Hola. No sé quién eres, pero lo sospecho. Ya sabes que soy una persona bastante accesible y que si puedo ayudar a alguien lo hago, y aunque no te pregunte por tu "enfermedad" me intereso por ella y preocupo, pero, efectivamente, no te la quiero recordar.
Un abrazo y ánimo.

11:07 a. m.  

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