Utilizo esta sinestesia para referirme al olor del azafrán, un olor realmente espectacular y que no se olvida fácilmente. Alguna vez ya he hablado por aquí de el olor de la memoria, de cómo hay olores que se nos quedan ahí, en la memoria residente que diría un informático. Pues bien, en la mía está siempre el olor del azafrán que había en el pueblo de mi madre en estas fechas, cuando se recolecta y sus delicados brines se tuestan y se guardan por si acaso vienen épocas de vacas flacas. El azafrán es muy duro de cultivar, hay que recogerlo cuando el sol no se ha levantado del todo para que las rosas estén más cerradas y sean de mejor calidad, y eso, en estas fechas y en Teruel, supone unos cuantos grados bajo cero. Además, la flor del azafrán es muy pequeña y hay que cortarla con cuidado, por lo que el trabajo es muy duro y pesado.
En el pueblo de mi madre, Monreal del Campo, existe el único museo del azafrán conocido, que además enseña una amiga mía, que podéis visitar aquí (http://www.monrealdelcampo.com/museo.htm).
Es un cultivo que parecía destinado a perderse por la oferta de otros azafranes peores y más baratos (el azafrán se vendía muy caro, se decía que porque tenía usos farmacéuticos), pero parece ser que los italianos que se inventaron la etiqueta de Slow Food, al igual que han hecho con otros productos agrícolas en recesión, han decidido apoyarlo y protegerlo y parece que va a ir poco a poco remontando el vuelo y su bella flor morada con los estambres (brines o briznes) anarajados y rojos volverá a florecer en mi memoria y a recordarme, cual magdalena de Proust, mi infancia.
Mientras tanto, yo lo utilizo sutilmente en algunos platos, los arroces, el cardo con salsa de almendras, e intento recordar dónde comí un espectacular helado de azafrán.
P.S. Hoy se puede poner alguna música tradicional de esa que hace la Ronda de Boltaña, o los gaiteros de Estercuel o algo por el estilo. Aunque los más exóticos también pueden probar con música hindú como la que sonaba en "La boda del Monzón", peli llena de colorido anaranjado.
Etiquetas: olor, vida cotidiana
8 Comments:
El azafrán, como el buen vino son productos que me producen un profundo respeto, aparte el aprecio por sus cualidades. Su cuidado cultivo, la finura que requiere el proceso, la delicadeza que necesita separar los estambres sin estropearlos. Y que belleza de color en tan poquito. Eso, respeto. Mercedes
Hola, Julio. Sí, los olores de la memoria.
Me ha gustado mucho leer cómo evocas la recolección del azafrán en el pueblo de tu madre, y los placeres de Soria, y la belleza del Duero.
Felicidades por tu cumpleaños y siento mucho lo de tu amiga Vicky.
La vida es este mejunje de cosas bellas y horribles.
Ánimo. Un abrazo.
Hace ya algunos años (se publico en "De ronda y madrugada") escribí este poema, que creo viene pintiparado. Olores y sensaciones en esta tarde de noviembre.
QUE EMBRIAGAN LA MIRADA
Nos devuelven las horas olvidadas
un sábado de abril y luz de altar,
aromas y sabores que se pierden
en el ocre dulzor de la memoria.
Nos devuelven de nuevo la inocencia,
deambulando el camino
por el viejo mercado
-el humo de un cigarro
que cubre las palabras-,
la inocencia sin cal
ni sombra de amaranto,
la inocencia de aromas y sabores,
la inocencia sin filo de navaja.
Deambulando el camino
por el viejo mercado
aspiro los olores
que embriagan la mirada:
el clavo y la canela,
cominos y romero,
jengibre, alcaravea,
eneldo y luz de albahaca;
respiro, miro y siento
el laurel y el tomillo,
azafrán y pimienta,
un ramito de orégano
que huele a sal y tierra,
a sangre y amapola
brillando en un cantar.
Deshacen el camino ya cegado
por el limo sin sol de las ausencias,
aromas y sabores que retornan
desde el útero añil de la mañana.
El humo de un cigarro,
olores y palabras,
este viejo mercado
espejo de la vida,
palabras y palabras,
aroma del recuerdo:
eneldo y luz de albahaca.
A m� tambi�n me ha gustado mucho este post, quiz� por mis or�genes manchegos y porque en alg�n rinc�n de memoria guardo esa imagen de ver separar el azafr�n de la flor.
Saludos troyanos!
Gracias Mercedes, Conde, Ramón y Troyana, me gusta que me visitéis y me dejéis vuestros rastros por aquí.
Saludos y abrazos y besos a todos.
Como hija de castellanos que soy, yo también me uno al elogio del azafrán, cuyo sabor sigo disfrutando en muchos de los platos que prepara mi madre.
En el pueblo de mi padre,La Puebla de Eca (¡ay, ese rape azafranado de mi tía Ángeles!), también se cultivó hasta hace muy poco (es decir, hasta que hubo quienes lo habitaran) y su venta servía para ayudar en la economía doméstica.
Aunque no puedo ayudarte a recordar dónde comiste ese helado de azafrán, sirva este post como recordatorio del exquisito pastel de azafrán de "La Morera".
A tu salud.
Poms.
Lo añado, lo añado a la lista de sabores escandalosamente ricos.
También a tu salud.
hola,estoy intersado en buscar empleo en la obtención del azafran.
podrias decirme a donde devo dirigirme.
mi correo es www.livermedrug@hotmail.com
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