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martes, noviembre 18, 2008



Indios de Barcelona


De todos los barrios de Barcelona que he paseado y pateado, el que me parece más peculiar es La Barceloneta.


La primera vez que lo visité fue en mi primera visita de adulto a BCN en 1993. Recuerdo la sensación, a la vez incómoda y familiar, que tuve al verlo. Era un barrio marítimo pero pobre, emparentado con tantos barrios "canallas" que uno ha ido viendo, e incluso viviendo. Sucio, con su fauna exhibiéndose (putas, marineros ajados, tipos con los surcos de la cara trabajados a cincel y mala vida, algún yonqui de mal chute...) y a la vez humilde, con el olor del mar y el salitre empapándolo todo, la omnipresente ropa tendida cruzando la calle, las sencillas casas con su portalón grande para hacer de almacén, los chiringuitos con los carteles de unas gambas prehistóricas...




Era un barrio sencillo, familiar, y además con el añadido de ser portuario, de haber vivido tráficos y tráfagos de toda calaña, sus contrabando, sus compras bajo cuerda...


Luego he vuelto bastantes veces, he disfrutado de algunos arroces memorables, de lánguidas cervezas que se apiñaban en la mesa de algún chiringuito en la playa de Sant Sebastià, de vermús elásticos (como el sábado elástico que pasa el protagonista de Tiempo de silencio) que empiezan muy tarde y acaban al día siguiente.






Y he visto la transformación del barrio, paralela a la de BCN: más diseño, más guiris que buscan un barrio cool, albergues para jóvenes, restaurantes de postín, bodegas de vinos inverosímiles. Pero el barrio viejo (ése que me recuerda al Vieux Port de Marsella del que tanto habla Izzo en su trilogía de la que ya escribí) se mantiene, y sus gentes. Y su calle La Atlántida, y el bar La Maquinista (en la calle homónima), y el primer bar que pisé en La Barceloneta, el famoso y recomendable El vaso de oro, donde tiran estupendamente la cerveza y que, pese a ser caro, está siempre lleno (también es verdad que más de medio bar tiene apenas un metro de fondo) y tiene, cosa rara en BCN, unas buenas bravas y tapas.


Me volví a encontrar con carteles como éste: Cooperativa Obrera Popular El Siglo XX. Colmado Bodega sucursal. Fundado en 1901. Y, para mi desagrado, no estaba abierto todavía el bar Electricidad, aunque sí la librería de la calle de la Sal, Negra y Criminal,(http://www.negraycriminal.com/) a la que dedicaré una entrada entusiasta, especializada en literatura policiaca y alrededores. Un barrio cercano y querido.


P.S. La banda sonora viene hoy de esos años, el primer disco de Mano Negra titulado Patchanka, donde salía ese "Indios de Barcelona", un himno canalla. Salud.

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jueves, noviembre 13, 2008



La ciudad de luz y miseria



Noqueado. Absolutamente noqueado. Llevo desde el domingo que acabé Soleá, la tercera novela del escritor marsellés Jean-Claude Izzo completamente K.O. Hacía meses que no me pasaba algo parecido. No es que se trate de novela negra al uso, aunque hay crímenes y policías, es novela social con toques líricos por momentos, pero desgarrada hasta la saciedad y con un personaje, Fabio Montale, que desde ya pasa a mi antología personal de inolvidables. Y es un personaje de estos "loosers" con el que te identificas, que ves sus viajes y caídas al charco, que se bebe la vida, que habla y muestra sus dudas y reflexiones sobre su pútrido alrededor.




Las charlas y pensamientos sobre el amor, la amistad y las relaciones humanas en general, incluyendo los oscuros motivos sobre el odio, salpican atinadamente las tres novelas de esta trilogía de Marsella, Total Khéops, Chourmo y Soleá. Y luego, claro, está la descripción de Marsella, otro auténtico personaje, avejentado, desgarrado, pero bello, como estas fotos antiguas que os pongo de una de sus calles más conocidas, la Cannabière, una ciudad que me recuerda a tantas otras siendo, como parece, diferente a todas.



Y además, Izzo hace que sus personajes tengan carne, no sean clichés esterotipados, sus diálogos son naturales, con un oído excelente y un don de la observación (se nota que lo ha vivido y oído mil veces) estupendos.

Y música, mucha música, docenas y docenas de canciones para acompañar el pastís en los bares, los whisquís en la soledad, los viajes en su renault 5. Realmente una delicia.




P.S. Por ejemplo, os pongo un disco melancólico, que son los más, que sale al comienzo de Soleá y que tengo, este estupendo encuentro entre dos monstruos del jazz y su abracadabrante In A Sentimental Mood.
Salud.

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miércoles, noviembre 05, 2008



Yes, they can






Parece que los americanos del norte han votado y ha salido mayoritariamente Barack Obama, espero que sea para bien de todos.



P.S. Banda sonora: Internationalist, de Style Council.

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