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martes, septiembre 25, 2007






La mirada ensimismada










O íntima, o extática, o solipsista. El caso es que este domingo, venciendo la molicie propia de un día en que desayunas cerveza como quien dice, fui a ver la última peli de José Luis Guerín (tengo dudas sobre si él le pone el acento), En la ciudad de Sylvia. Para no llamaros a engaño os copio la sinopsis que dan en los Renoir, no sé si me cabrá: "Un chico en una ciudad, mira a una chica. Después mira a otra". Y eso es todo. Para los que piensen que el cine es narración, evidentemente no es la peli ideal, si pensáis en una peli de Tarantino, esto es como todo lo contrario, pero a mí me gustó y me parece que hay que apoyar cine diferente a lo de siempre.


A mí me pareció una reflexión sobre el eterno femenino del que hablaba La Mode, del misterio. No es que el diálogo quepa en un folio, es que cabe en el filo del folio, pero con las miradas, con los dibujos que hace el protagonista, dice mucho más que otras miles de pelis.


Tiene un ritmo fluvial, de meandros de río, como si ese tranvía que puntúa la única conversación de la peli se inmiscuyera en los fotogramas. Y tiene elementos de otras pelis de Guerín que me gustaron, como Tren de sombras: las imágenes nocturnas de las habitaciones con los faros de los coches iluminando las paredes; o el tratamiento del sonido, casi documental como en En construcción. De hecho me parece que Guerín es de los autores que más cuidan ese elemento, el sonido directo, que le da una atmósfera peculiar a su cine. La banda sonora, que según algunas fuentes era del grupo Migala (buenísimo uno de sus cds, Así duele un verano, aunque desolador...), también es un acierto. Yo os la recomiendo, aunque hay que saber a lo que se va.

Os pongo esta imagen de Brassai que no es un tranvía pero me lo recuerda y también tiene un eco de uno de los mejores planos de la peli.
P.S. Como música de hoy, lo dicho, ese inmejorable LP de debut que fue El eterno femenino de La Mode, ya inencontrable incluso en su edición en cd junto con sus demás canciones del segundo LP, que no le llegaban ni a la suela de los zapatos. Especialmente recomendada la canción que le da título, El eterno femenino.

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jueves, mayo 03, 2007




Apología de las ruinas









Aquí ya he citado alguna vez ese excelente libro de Rafael Argullol, La atracción del abismo, donde, con su sabiduría habitual, que es mucha, Argullol describe y analiza las características del Romanticismo centrándose en unas cuantas figuras señeras.

Ya sabéis todos (sé que esto lo leeís muchos cientos, pero lo que ocurre es que sois tímidos) que uno de los tópicos románticos es el tema de las ruinas, el artista extasiado y apesadumbrado ante la grandeza de las ruinas de los antepasados, cota que nunca podrá alcanzar ni con su imaginación.


Pues bien, a mí las ruinas antiguas me gustan (por ejemplo recomiendo ver, en la comarca del Priorat, las ruinas de lo que fue la cartuja de Scala Dei, y de paso buscáis algún vino en las cooperativas de por allí mejor), pero las que realmente me atraen son las ruinas de edificios contemporáneos, cuando un derribo las hace aflorar y vemos esos azulejos pasados de moda, esos cuartos de baño arrancados de cuajo donde se ve una ducha que queda flotando en un limbo temporal, la marca de un humo eterno en la chimenea derruida, un papel pintado que hace siglos que no se vende, una estantería con recuerdos de viajes de los vecinos, un cuarto de un adolescente con sus posters y sus fotos medio despegados, un dormitorio donde se fue feliz...

Por eso, una película que me parece increíble y que he recomendado cientos de veces es En construcción, de José Luis Guerín (2001), donde un montón de cámaras, día y noche, graban la vida en torno a un edificio medio derruido del Raval barcelonés, capta la vida de los vecinos, los transeúntes, los colguetas, los albañiles que derriban el edificio y construyen uno nuevo (lo que hoy es parte de la Rambla del Raval, esa zona donde proliferan los botellones y el apedreamiento de lunas de las instituciones públicas) sobre la base de un antiguo cementerio. Ese intento, logradísimo, por aprehender la vida de un microcosmos urbano es una experiencia visual absolutamente única.

Y está lleno de habitaciones que se derriban delante de nuestros ojos, con sus vidas pasadas colgadas de hilos.

P. D. Suenan los Talking Heads, y aunque no os lo creáis, el azar tiene estas cosas, miro el título de la canción y es "Houses in motion", de la época en que colaboraban con Brian Eno, pero hoy recomendaría otra cosa para esta entrada, algo mestizo como los mallorquines La búsqueda, con su cd Los penitentes, que me sigue encantando.


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