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miércoles, septiembre 30, 2009

Belle and Sebastian - Is It Wicked Not To Care

Cumplo lo prometido, uno de los primeros vídeos de los excelsos Belle and Sebastian. A disfrutar.

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viernes, septiembre 25, 2009



Muerte de un hispanista




Ayer me sorprendió tristemente la noticia de la muerte del hispanista británico Alan Deyermond. Para todos los que hemos estudiado filología (hispánica o no, no importa), Alan Deyermond es toda una referencia. Su tomo de Literatura Medieval en Ariel o su celebérrimo "As de oros" de los Rico, o sea, el primer tomo de Historia y Crítica de la Literatura Española, fueron de los primeros libros que disfrutamos, y paladeamos, en la carrera. No sólo es que fueran buenos, es que estaban excelentemente escritos y te hacían pasártelo pipa con una materia aparentemente lejana como lo es la literatura medieval. La Celestina o El Poema del Mío Cid no serían lo mismo sin sus estudios.


Siempre me han llamado la atención estos hispanistas que no sólo saben mucho de un país y una época, sino que se transmutan y son más de la tierra que aquéllos nacidos en ella. Y Deyermond era uno de ésos, sin dejar de ser un caballero británico atildado y de estricta observancia vegetariana. Con clase, con distinción, con una erudición sencilla pero rigurosa. En fin, un pena.


P. S. No sé qué música le pega a Deyermond, pero a mí me viene a la cabeza un cd de un grupo muy británico, este Nonsuch precioso de los XTC, uno de mis primeros cds, con la portada grabada con este dibujo dorado, ahora ya desaparecida en las reediciones recientes. Salud.

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miércoles, septiembre 23, 2009











Haggisland






Uno de los viajes del verano me llevó por tierras escocesas, concretamente a Edimburgo. Toda una delicia viajar en agosto, salir del bochorno y de los cuarenta y tantos grados de España y aterrizar en los veintipocos de máxima de Escocia, desenterrar la gabardina y la manga larga por unos días.






La ciudad de Edimburgo es preciosa, ideal para patearla y escudriñar rincones. Tiene un punto gótico y macabro que no me esperaba, con sus referencias a los ajusticiados en la plaza del mercado de Grassmarket, los ladrones de cadáveres del cementerio de Greyfriars, unos cuantos edificios grises de aspecto inquietante, la visita, que no hice, a los pasadizos del subsuelo de la parte más famosa de la ciudad (toda una metáfora) donde, en los años de la peste del final de la Edad Media, cientos de apestados fueron encerrados hasta que murieron. Os dejo el enlace para el que quiera echarle un vistazo: http://www.realmarykingsclose.com/.







Y tiene, evidentemente, un buen montón de sitios a los que ir. Además de los pubs, realmente cosy y acogedores, los museos son también una opción para pasar el tiempo y ver caer la mansa lluvia (ya dicen por allí que si no te gusta el clima, sólo tienes que esperar cinco minutos para que cambie). Por ejemplo, el museo que la ciudad dedica a sus escritores clásicos, el Writer's Museum, con objetos curiosos de Robert Louis Stevenson, Walter Scott y Robert Burns (el autor del poema que hizo que se popularizara el haggis, supuesto plato típico escocés).





Hay muchos más Edimburgos: el de Leith, el puerto que antes era lo más tirado de lo tirado (si habéis leído Trainsppoting de Irvine Welsh ya sabéis a lo que refiero) y hoy es una zona de lujo parecida a los docklands londinenses; el Edimburgo medieval lleno de referencias a María Estuardo; el abarrotado y lleno de artistas callejeros de la Royal Mile (no me quiero ni imaginar lo que será esa calle en la fechas de los celebérrimos festivales de Edimburgo en agosto); el de Harry Potter (por cierto, preciosa la cafetería donde surgió el personaje de la pluma de J. K. Rowling, The Elephant House, uno de los lugares más agradables y con mejores vistas, incluyendo pasteles, de Edimburgo); el Edimburgo verde, con su recorrido por la bella zona de Dean Village, un auténtico oasis dentro de una ciudad bastante tranquila y con zonas bien delimitadas y diferentes...



He dejado para el final una de mis debilidades, el Edimburgo que dibuja Ian Rankin en sus novelas negras del inspector Rebus, que pueden ser una verdadera guía alternativa al Edimburgo oficial. De hecho, compré un libro de Ian Rankin titulado Rebus's Scotland en una tienda de ofertas en Princess Street que es una auténtica delicia, con fotos en blanco y negro y textos de Rankin. Bien, pues como ya sabéis si sois lectores de Rankin, el santuario de Rebus es el Oxford bar, http://www.oxfordbar.com/, un bar, no un pub (o sea, sin comida, ni dos pisos, ni moqueta en la pared...) estupendo y confortable pese a su pequeñez en Young Street, paralela a George Street, con unas excelentes cervezas escocesas (y con una camarera simpatiquísima que me dejó probar las tres que tenía de barril para que me decidiera por la pinta que más me gustara, cosa que fue difícil). Desde luego, si viviera en Edimburgo, ese bar sería mi segundo, por no decir el primero hogar.





Bueno, os dejo y prometo subir mañana un vídeo.



(Pongo el título en negro en referencia al haggis, ese embutido omnipresente en todas las tiendas hecho de sangre, pulmón, vísceras, manteca -o sea, una morcilla- que los escoceses acompañan con purés de avena, una auténtica bomba pero sabroso e ideal trasegar pintas).





P. S. La banda sonora no puede ser otra que Belle and Sebastian, concretamente este doble cd, Push the barman to open old wounds, que reúne los primeros eps de la banda de Glasgow y que me compré nuevo por ¡¡cinco libras!!. Algún día hablaremos de lo del precio de los discos en España y por qué han descendido un 30% las ventas. Salud.

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sábado, septiembre 19, 2009

Pla Quinquennal - Manel

Sin lugar a dudas, uno de los mejores discos del año y de lo mejor que se ha hecho nunca en el pop català.










Here comes the autumn!!





De repente, un día de septiembre tienes frío en casa y buscas en el armario los pantalones largos de chándal para estar en casa. Ése es, sin lugar a dudas, uno de los mejores días del año, cuando el verano está vencido y empieza el fresco, que para mí es tiempo de renacer, de crecer, de que te apetezca hacer cosas y olvidarte de la molicie veraniega en la que pasas de la cama al sofá, del sofá a la ducha (tres, cuatro diarias...) y poco más.
Es verdad que lees mucho y que, pequeño detalle, el verano es la época de las vacaciones, pero es un pequeño detalle menor, seamos optimistas. Y también hay setas frescas (hoy he visto en Tarragona rovellones a 45€, ni que fueran trufas!!!), uno ya quiere cocinar platos de cuchara, recuperar el buen tinto y los quesos, la música que pones en el equipo se hace más intensa y más densa, menos juguetona, los libros más variados, el paisaje se vuelve bellísimo, por las mañanas la humedad se concreta en forma de niebla de la que luego se disipa en las zonas bajas (por ejemplo os recomiendo en Tarragona la zona del Montsant, Escaladei, la Conca de Barberà...).




Pues eso, me encanta el otoño.




P.S. Hay muchos discos con el otoño a cuestas, desde los imbatibles Armstrong y Fitzgerald con "Autumn in New York" hasta, sin abandonar el jazz clásico, Stan Getz y su "Autumn leaves", con el que os dejo por hoy. Salud.

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jueves, septiembre 17, 2009






La jungla de asfalto














Los cientos, miles de seguidores de este blog (bueno, en realidad dos o tres personas, para que nos vamos a engañar) ya saben de mi querencia (cómo me gusta esa palabra!) por el cine negro y la novela negra, una afición que me viene ya de los años lejanos de bachillerato, cuando ponían en televisión esos maravillosos ciclos de Bogart o de directores clásicos. La lectura de Cortázar, el jazz, el sabor del whisky y el olor del tabaco de pipa fueron entonces aditamentos necesarios.



Recuerdo que una de las pelis que más me gustó entonces fue este clásico de visión obligada que es La jungla de asfalto, de John Huston, protagonizada por un magnífico Sterling Hayden con su halo trágico a cuestas y cuyo plano final cerrará esta entrada.



De la peli me gusta todo: los actores principales, los magníficos secundarios, la ambientación, los diálogos memorables, el guión... Recorriendo el camino inverso de lo que suelo recomendar a mis alumnos de bachillerato cuando les he dado la asignatura de Cine y literatura (tema que da para cientos de entradas), he leído la también excelente novela en la que está basada la peli después de ver ésta. Se trata de una novela publicada en 1949, muy cercana a la peli, escrita por W. R. Burnett (hay reedición reciente en RBA, podéis rastrear sus datos en mi librería negra favorita, http://www.negraycriminal.com/, situada físicamente en la calle de la Sal de la Barceloneta). Casi todo lo que se ve en la peli está en la novela (aunque el final es superior en la lectura que hace Huston, con un hálito poético mayor, más redondo), esos personajes arrastrados por un fatum que los lleva a la perdición, esa ciudad corrupta, inmisericorde, ese ambiente asfixiante... Y la verdad es que las peripecias de Dix, su pobre enamorada Doll, el amigo jorobado que regenta un bar nocturno (Gus), el enigmático doctor Riemenschneider y su afición por ver bailar a las jovencitas (magnífica idea) son personajes inolvidables que hacen que la novela te haga ver otra vez la peli y compruebes qué bueno era Huston dirigiendo. Que las disfrutéis.


P.S. Ya sé que la va bien el jazz, pero cuando ayer estaba acabando la novela mis pasos me llevaron a uno de los últimos cds que me he comprado, el atmosférico crooner sueco Jay Jay Johanson y su Tatoo, del año 1998. Salud.

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miércoles, septiembre 09, 2009




De exposición

El otro día en Barcelona hice algo que me parece que no había hecho nunca. Ya había visto dos pelis en dos cines diferentes en el mismo día, que es una experiencia curiosa (siempre leo varios libros a la vez, así que eso no me llama la atención. Eso sí, que sean bien diferentes), pero no había visto tres exposiciones grandes en el mismo día, de las monográficas, así que retomando mi actividad de cronista cultural alternativo y muy personal, vayamos por partes, que dijo Jack The Ripper (el chiste es de Miguel Ángel Aguilar y a mí me hace gracia).




La primera que me zampé está por pocos días, creo que hasta el 27 de septiembre, en ese marco incomparable que dice el tópico que es el MNAC, en la montaña de Monjuic. Se titula "Això és la guerra" y es una amplia muestra de la fotografía de Robert Capa, uno de los fotógrafos de guerra más conocido y de su mucho más desconocida pareja, Gerda Taro, fallecida en un accidente durante nuestra guerra incivil. Las imágenes de ambos tienen ese hálito de fotografía de urgencia, de captación del instante irrepetible, con un cierto tono épico que después ha sido tan imitado. Pese al tamaño (no eran ampliaciones, así que el tamaño es el que salía), una expo muy interesante.


De allí, previa comida en restaurante del Raval (ya creo que he escrito alguna vez que siempre que voy sin prisas a BCN intento comer en un sitio nuevo), me dirigí al CCCB a ver estas dos exposiciones de las que os pongo los carteles anunciadores, "El segle del jazz" y "Quinquis dels 80".


La primera es una exposición concebida en Francia, creo que en Lyon, y ofrece un gran repaso a la historia del jazz y algunas de sus huellas en diversas artes, pintura, cine, fotografía. Amplia, pretendidamente confusa como una jam session en la que los músicos van entrando y saliendo a voluntad (hay un momento, en el que cada uno de los pequeños altavoces reproduce jazz de una década y estilos diferentes, en que parece una suave pesadilla sonora), es una gozada ver todos sus carteles, discos históricos (ése lo tengo, éste no..., como las estampas), imágenes bellísimas y curiosas de conciertos, fragmentos de películas. Si te gusta el jazz, no te la pierdas.


Y por último, un descenso a los infiernos, un viaje a la adolescencia dura y sin concesiones, de barrio de seat 124 y pantalones de campana con alguna navaja en el bolsillo. Las pelis de quinquis, ese fenómeno sociológico de comienzos de la democracia, sus repercusiones, sus hijos del arroyo... Yo vivía entonces en uno de esos barrios de emigrantes, el barrio Oliver de Zaragoza, de chabolas y de zonas por las que no pasabas si no ibas en grupo numeroso formado por gentes de catadura similar a la que te encontrabas pululando por la calle. De hecho, una de las calles por las que podía pasar para ir al cole tenía el bonito nombre de "Regiones desvastadas". Y la expo lo recrea y explica a la perfección: los cines con las paredes de terciopelo rojo, con sus butacas con churretones sospechosos; las músicas de los Chichos, los Amaya, las Baccara...; las máquinas de millón y de marcianos (se podía jugar y todo), ese protomitología del yonqui, del que se metía de todo, del niño de 9 años que conduce por su barrio el 124; esa forma de retratar la barriada, de la que pocos salían (la lista de muertos de los que protagonizaron "El torete", "El vaquilla", "Perros callejeros"..., es impresionante. En algunos casos había mitificación del delincuente, que hacía todo lo prohibido, y por eso sonroja ver ciertas pelis pretendidamente "sociales" que se esponen. Si tenías 14 años entonces, creo que te gustará verla.


Hala pues, por hoy ya vale.

P.S. Ni Chichos ni nada, antes de empezar a oír a Kraftwerk, la música de la movida y demás, en la radio sonaba por ejemplo La Orquesta Mondragón, que tenía, alucina, a Luis Alberto de Cuenca como letrista en "Lobo feroz".

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fabio viscogliosi "quasi nello spazio"