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jueves, septiembre 17, 2009






La jungla de asfalto














Los cientos, miles de seguidores de este blog (bueno, en realidad dos o tres personas, para que nos vamos a engañar) ya saben de mi querencia (cómo me gusta esa palabra!) por el cine negro y la novela negra, una afición que me viene ya de los años lejanos de bachillerato, cuando ponían en televisión esos maravillosos ciclos de Bogart o de directores clásicos. La lectura de Cortázar, el jazz, el sabor del whisky y el olor del tabaco de pipa fueron entonces aditamentos necesarios.



Recuerdo que una de las pelis que más me gustó entonces fue este clásico de visión obligada que es La jungla de asfalto, de John Huston, protagonizada por un magnífico Sterling Hayden con su halo trágico a cuestas y cuyo plano final cerrará esta entrada.



De la peli me gusta todo: los actores principales, los magníficos secundarios, la ambientación, los diálogos memorables, el guión... Recorriendo el camino inverso de lo que suelo recomendar a mis alumnos de bachillerato cuando les he dado la asignatura de Cine y literatura (tema que da para cientos de entradas), he leído la también excelente novela en la que está basada la peli después de ver ésta. Se trata de una novela publicada en 1949, muy cercana a la peli, escrita por W. R. Burnett (hay reedición reciente en RBA, podéis rastrear sus datos en mi librería negra favorita, http://www.negraycriminal.com/, situada físicamente en la calle de la Sal de la Barceloneta). Casi todo lo que se ve en la peli está en la novela (aunque el final es superior en la lectura que hace Huston, con un hálito poético mayor, más redondo), esos personajes arrastrados por un fatum que los lleva a la perdición, esa ciudad corrupta, inmisericorde, ese ambiente asfixiante... Y la verdad es que las peripecias de Dix, su pobre enamorada Doll, el amigo jorobado que regenta un bar nocturno (Gus), el enigmático doctor Riemenschneider y su afición por ver bailar a las jovencitas (magnífica idea) son personajes inolvidables que hacen que la novela te haga ver otra vez la peli y compruebes qué bueno era Huston dirigiendo. Que las disfrutéis.


P.S. Ya sé que la va bien el jazz, pero cuando ayer estaba acabando la novela mis pasos me llevaron a uno de los últimos cds que me he comprado, el atmosférico crooner sueco Jay Jay Johanson y su Tatoo, del año 1998. Salud.

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2 Comments:

Blogger Alfonso said...

Pues con lo que dices no sé si ver la película (ya sabes que por aquí hay una copia de seguridad) o leer la novela (¿se pueden hacer las dos cosas a la vez?). Abrazo.

11:05 p. m.  
Blogger narrow said...

Son palabras sinagogas, haz lo que te venga en gana. Saludos y abrazo.

9:13 p. m.  

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