Etiquetas: cerdo, gastronomía
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La novela es una especie de novela de iniciación (bildunsroman) de las que ya he hablado otras veces. En este caso es la entrada en la madurez del judío de Galitzia Isaac Jacob Blumenfeld narrada en primera persona, un personaje que tiene ecos de buena parte de la narrativa eslava, desde mi adorado Bohumil Hrabal al Hasek de Las aventuras del bravo soldado Schwejk, es decir, esa especie de tonto que se va haciendo un hueco en medio de las mayores desgracias que el "bonito" siglo XX se empeñó en prodigar.
La narración avanza fluidamente, con un desparpajo al que no es ajeno ese tono oral tan propio de los eslavos y los numerosos (y excelentes en muchos casos) chistes de y sobre judíos. Los personajes que se cruzan con el pobre protagonista tienen en muchos casos un gran interés, destacando sobremanera el del rabino (aunque ateo y comunista!!!!) Bendavid, todo un hallazgo y que da las notas más irónicas y lúcidas de toda la narración.
Si a eso se le suma que la novela retrata ese microcosmos tan apasionante como es la Europa central de entreguerras, arrancando con los estertores del Imperio Austrohúngaro, pasando por la Alemania de Weimar, la anexión austríaca, la 2ª guerra mundial, los campos de concentración, el muro de Berlín..., vamos, el siglo XX europeo, veréis que no es cualquier cosa. Y todo ello leído en un suspiro, 316 páginas de esas que dan mucha pena que vayan pasando.
Lo dicho, altísimamente recomendable. Y acaba de publicarse Adiós, Shangai, la 2ª parte, auque independiente, de su trilogía sobre los judíos en Europa en el siglo XX. ¡¡Bien!!
P.S. No es lo que suena ahora en mi cuarto, a las 2.00 de la mañana del sábado, pero es lo que he puesto hace nada, un maravilloso cd que os recomiendo también vivamente, bello, sencillo y delicado, Let It Die, de la canadiense Feist. Salud.
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