Bandas y bandidos
He decidido poner este título a esta entrada y no el original del libro, Gangs de Nueva York, porque así no recordará tanto a la malograda pelicula de Scorsese. Efectivamente, libro nuevo comprado hace poco en la excelente librería que es Antígona, de Pepe, en Zaragoza. Se trata del libro de Herbert Asbury que tanto gustaba a Borges y que narra con extraordinaria viveza y amenidad la vida de bandas y bandidos en el Nueva York de 1800-1925. Está escrito sólo tres años más tarde, por lo que la cercanía a los hechos lo convierten en una crónica indispensable (curiosamente dice que ya no se ven gánsters, sin augurar ni de lejos lo que iba a pasar tras la ley seca y la 2ª guerra mundial). Llevo cuarenta páginas, no llega a una décima parte, pero intuyo que me lo zamparé raudo y veloz como el correcaminos. La creación de Nueva York, como paradigma de la metrópolis, es toda una lección sobre la forma en que el poder se extiende y se impone por medio de sangre, corrupciones, recalificaciones (esto suena, ¿eh?) y demás.
He decidido poner este título a esta entrada y no el original del libro, Gangs de Nueva York, porque así no recordará tanto a la malograda pelicula de Scorsese. Efectivamente, libro nuevo comprado hace poco en la excelente librería que es Antígona, de Pepe, en Zaragoza. Se trata del libro de Herbert Asbury que tanto gustaba a Borges y que narra con extraordinaria viveza y amenidad la vida de bandas y bandidos en el Nueva York de 1800-1925. Está escrito sólo tres años más tarde, por lo que la cercanía a los hechos lo convierten en una crónica indispensable (curiosamente dice que ya no se ven gánsters, sin augurar ni de lejos lo que iba a pasar tras la ley seca y la 2ª guerra mundial). Llevo cuarenta páginas, no llega a una décima parte, pero intuyo que me lo zamparé raudo y veloz como el correcaminos. La creación de Nueva York, como paradigma de la metrópolis, es toda una lección sobre la forma en que el poder se extiende y se impone por medio de sangre, corrupciones, recalificaciones (esto suena, ¿eh?) y demás.
La peli de Scorsese dejaba ver cosas, pero al final se quedaba con lo menos atractivo.Ya sé que la tuvo que recortar por mil partes y se quedó en nada, pero es lo que vimos y sobre lo que opino.
Ya he recomendado aquí los también excelentes libros sobre Nueva York de Antonio Muñoz Molina y Enric González, así que no nos repetiremos.
La foto es de Weegee, ese cronista de la vida real de Nueva York del que también alabamos su biopic El ojo público.
De toda la música estadounidense me he puesto el excelente The days of our nights, de Luna, muy cool entonces pero muy vigente. Igual que el cd de antes, de The Feelies, Only life, de lo mejor que se puede oír cada día sin cansarse.
Etiquetas: cine, literatura, música, nueva york
2 Comments:
Nada, habrá que leerse el libro, y mira que lo tuve en mis manos baratito y lo dejé porque la peli no me motivó... Siempre caemos en lo mismo, sobre todo yo, que me canso de decir que una novela y la película hecha sobre ella no tienen por qué ser lo mismo. Pardillo... ¡y a mi edad! Que empieces bien la semana
Pues sí, el libro está muy bien, con unos tipos gumanos que son la leche y que dejan a la peli a la altura del barro. De aquellos polvos, estos lodos...
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