Muerte de un periodista
Este señor que veis en la foto de aquí arriba se llama Ryszard Kapuscinski, y hoy todos los periódicos están llenos de necrológicas laudatorias (ya decía mi abuelo que nos libráramos del día de las alabanzas...) porque antes de ayer se murió. No sé cuántos de los periodistas que lo alaban cumplen con el tipo de periodismo que propugnaba Kapuscinski, un periodismo íntegro, donde sólo se podía contar aquello que se conocía desde dentro, viviendo en las chabolas y en los cuchitriles de los desharrapados del mundo, compartiendo con ellos durante meses comida, penurias y demás para así aventurarse a contar algo de esas vivencias. Yo sólo me he leído un libro suyo, pero muy esclarecedor de su filosofía, Los cínicos no sirven para este oficio, en Bolsillo de Anagrama, y me pareció un libro incontestable. Ahora me compraré alguna cosa más, porque la verdad es que esos reportajes de los que hablan, sobre el sha, la vida en África y demás, prometen mucho.
Hablando de periodismo, hay una noticia que, como la de la chica austriaca secuestrada durante tantos años, no me puedo quitar de la cabeza, la aparición en Camboya de una joven de 26 años que llevaba 18 perdida en la selva. Esa "pequeña salvaje" de la que habló Truffaut me parece una figura fascinante. Hay una web que recoge los datos de ese tipo documentados, http://www.feralchildren.com, y un cuento de José María Merino, El niño lobo del cine Mari, que también incide sobre este tema, y que yo leí a mis alumnos una semana antes de que se supiera la noticia. Curioso.
Hoy suena el último cd de Cat Power, The greatest, ideal para un cielo color panza de burro que amenaza nieve.
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