Ya de vuelta de un viaje por Galicia, sitio distinto que cantaba Antón Reixa. Aunque vaya mil veces a Santiago de Compostela, mil veces me emocionaré al llegar al Obradoiro, mil veces pasearé por sus calles porticadas, un invento maravilloso, mil albariños me tomaré, con sus tapitas... En fin, que me entra saudade. Me ocurre igual con Salamanca, son ciudades hospitalarias, tal vez por la influencia del elemento universitario, y en el caso de Santiago, además, por la afluencia constante de peregrinos. El hecho de que haya una gran cultura de bares y de restaurantes coadyuva un poco, hay que reconocerlo, al menos para éste que escribe. Libros me traigo un buen montón, algunos de ellos en portugués, lengua que me he prometido aprender ahora que ya me han enseñado en la EOI todo el inglés y el francés que se puede enseñar allí (cosa que no me creo ni de lejos, pero en fin).
Lo cierto es que desde la primera vez que fui a Santiago, allá por los años universitarios, bien lleno de Torrente Ballester y Cunqueiro, ya la consideraba como algo mío, como un sitio en el que uno podría vivir bien, aunque hay que reconocer que está lejos de todo. He echado de menos esa lluvia que tiñe la piedra musgosa de ese color tan increíble, pero otra vez será. Sitio distinto.
P.S. Las fotos no son mías, y por lo que me cuesta subirlas no sé si pondré alguna. De música cogí alguna cosa, pero lo último que oí ayer era Novoa, el grupo del guitarrista Pablo Novoa (ex-Golpes bajos), un buen cd instrumental titulado Novoa cruza el Atlántico, que seguiré escuchando. Salud.
2 Comments:
Santiago es preciosa para cualquiera, creo yo. Pero subjetivamente es maravillosa, absolutamente maravillosa.
Un saludo.
Completamente de acuerdo, yo la sigo considerando una de las ciudades más bonitas de Europa.
Gracias por la visita, Portorosa.
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