BA-LON-CES-TO
En medio de tantas polémicas con la selección de fútbol y su patético, chusquero e impresentable entrenador, vuelvo a dar fe de mi predilección por el baloncesto. No es la fe de un converso, recuerdo hace años, en los JJ.OO. de Los Ángeles, (sí, Alfonso, hace ya 23 años...) que estaba leyendo en la cama hasta las tres o más y me levantaba a ver a los Corbalán, Epi, Jiménez, Iturriaga, Romay y demás. Y poco dado que soy a los fervores patrios de ningún color, disfruté con todos los partidos, independientemente de quién jugara. Ahí se destapó un tal Michael Jordan que daba gloria verlo jugar.
Ahora el baloncesto está medianamente de moda, todo lo de moda que puede estar un deporte que se transmite de forma casi clandestina, del que no hay información en los medios más que en momentos puntuales, frente a la omnipresencia del fútbol, que todo lo impregna, empapa, diluye.
El baloncesto es de los pocos deportes que he practicado y por el que he sentido una tibia pasión. Será porque en la piscina a la que iba, alguna vez jugué con un tal Paco Zapata, que fue pivot del CAI y después del Barcelona y de la selección, o porque a mi instituto iba otro jugador del CAI (gran equipo que se pasea desde hace años por el limbo de la LEB) que también llegó a la selección, Capablo, o porque durante varios años el CAI junior ganó las competiciones. O porque el baloncesto es dinámico, entretenido, atlético, eléctrico a veces, y esta selección de ahora da gusto verla, con un Gasol que tiene una gran cabeza muy bien amueblada, un equipo que emana buen rollo, un entrenador nada pagado de sí mismo y que dio una lección que todavía emociona en la final de Japón. No sé por qué será, But I Like It!
P.S. Suena de fondo Jimmy Smith, que recuerda a esos teclistas de los partidos de la NBA, su Roots of acid jazz. Talkin´Verve, buenísimo también, como esta selección.
Etiquetas: baloncesto
3 Comments:
Estoy de acuerdo en todo. Y si la cagamos en la semifinal con Grecia, siempre nos quedará escuchar una melancólica música de jazz
Diga usted que sí. A pesar de que el deporte y yo nos miramos mutuamente con suspicacia, también me recuerdo trasnochando para ver los partidos en Los Angeles, y lo orgullosa que me sentí de que MI equipo consiguiera una flamante medalla de plata. El baloncesto, a falta quizá de conocer otros en profundidad, es un deporte que entusiasma, que te atrapa aunque no quieras, con el que sufres y te emocionas a la vez, y del que además tenemos un selección excelente, plagada de gente magnífica en lo personal y en lo profesional, que destilan buen rollo a todas partes. Esta tarde y mañana, seguro, a por ellos.
Bueno, pasamos el duro escollo heleno, a ver hoy con Rusia...
Gracias de nuevo.
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