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jueves, abril 03, 2008












Fragmentos de un diario amsterdanés (1)










Un bar en el mundo (16-3-2008)






Si hay un "bruine cafe" en el mundo, creo que estoy en él, Gollem, un garito negro del humo, hippie pero muy acogedor, cosy que ponen ellos en la puerta para acoger a la clientela americana e inglesa. Creo que sólo estamos de fuera dos americanos y yo. Estoy en la parte de arriba, con una pipa y una Jopen negra, tostada más bien (stout) que me está sentando de maravilla.








Lo de la tolerancia de Amsterdam se confirma, haces lo que quieres sin pedir permiso, siempre que no molestes, claro. "Haz lo que debas". Y los dos guiris se están zampando unos quesos con algo de arenques o vinagritos o así que me están dando envidia, pero es muy pronto.





Vuelvo a una reflexión de otros diarios, en España tenemos la fama, pero aquí, y en Londres, y en Dublin, y en toda Europa me parece, la patria son los bares, siempre llenos, siempre alegres. Y hay muchos, la verdad, al igual que restaurantes. Así que menos lobos. [...] Lo más recomendable será andar algo más hasta encontrar otro sitio, a lo mejor entrar en alguna de las librerías que haya abiertas (lo de los horarios comerciales aquí también lo tienen jodido por lo visto) y refugiarse allí haciendo tiempo como los abuelos. ¿Nos convertimos en abuelos al viajar con lluvia? En fin, último trago de cerveza y "Here we go".








Comida con vistas (17-3-2008)






En el Kaisergracht, al lado de los almacenes Metz&Co, Morlang Cafe, una sopa de tomate riquísima, un poco picante, y luego he pedido curry. El garito es uno de esos modernos con encanto, luminoso, con detalles (papel pintado rojo oscuro imitando los esgrafiados) muy agradables (mesas de piedra, una escalera de caracol con claraboya. Tiene una calidez muy amable, con luces indirectas además de los dos ventanales al canal y a la claraboya. Todo autóctonos urbanos que se comen sus huevos fritos (3) con pan y sus hamburguesas de palmo [...] Veo mucho vino en todos los bares, y en las tiendas no me ha parecido caro. Se ve que aquí tiene la impronta de la elegancia, para diferenciarse del populismo de la cerveza [...] Por cierto, la Heineken de aquí, nada que ver con la española, tiene mucho más sabor, más cuerpo, y no parece esa cosa desustanciada que ponen en España.


P.S. No recuerdo ni apunté la música que sonaba en estos lugares, pero al llegar al hotel me ponía Oil on canvas, el album en directo de Japan, que encontré por 5 € y que en España está desaparecido en el limbo de los cds descatalogados y que os recomiendo y grabo a todo aquel que le guste la música elegante y levemente exótica.
Salud.












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3 Comments:

Blogger conde-duque said...

Yo me quedé sin probar los arenques. Aunque no sé si lo lamento...
Lo que dices de los bares es cierto. Hay miles y casi siempre llenos. Pero son otro tipo de bares; no sé si son tan alegres.
Tiene muy buena pinta ese disco. No lo conozco...

12:32 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

2:11 a. m.  
Blogger narrow said...

A mí me encantan los vinagres, y los arenques también. A los bares los hacen alegres la gente, y yo vi gente que parecía feliz. Y cuando quieras copia de algún cd que nombro lo dices.
Saludos

11:21 a. m.  

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