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jueves, agosto 21, 2008

Somos verdaderos gigantes / y a cada instante / nos mata David




Un viaje libresco





Bueno, ya tengo fotos del reciente viaje a Italia (Bérgamo, Milán y Pavía), así que de paso que escribo algo pondré alguna, aunque veo que pesan bastante y que desmadejan un poco la presentación. Empiezo con ésta de la zona de Il navigli, los canales de Milán, zona de salir de cena y paseo. Cuando fui a las cinco de la tarde parecía que hubiera caído una bomba nuclear, pero al bajar el sol se animó bastante.



Mi amigo Alfonso (http://elreinodeestemundo.blogspot.com) me ha pisado una entrada que quería escribir sobre librerías, pero ya se me ocurrirá algo. Soy de los que piensan que una librería, una tienda y un bar son mis propias delegaciones diplomáticas en el extranjero, mi patria personal, donde siempre se encuentra uno a gusto y encuentra seres de inquietudes similares.


Dentro de las sorpresas que me ha deparado Milán, o esas casualidades a las que no queremos resistirnos, quiero señalar que en uno de mis rincones favoritos, la piazza dei Mercanti (no sé si lo escribo bien, un año de estos empezaré con el italiano), me encontré con una expo estupenda que se me escapó por unos días en Amsterdam (me parece que lo conté aquí) del fotógrafo norteamericano Weegee, experto en fotoperiodismo y en retratar la vida de los bajos fondos de los EE. UU. de los años treinta y posteriores. Para los que os suene de algo, era el fotógrafo al que se le llamaba Public Eye y cuya vida tuvo una buena adaptación cinematográfica en la piel de ese excelente actor que es Joe Pesci. Pues allí me esperaba esa expo, el Weegee desconocido, que tenía además material raro como unos cortos grabados por el propio Weegee. El marco, por si fuera poco, era, literalmente, incomparable, un palacete renacentista que dejaba asomar sus frescos encima de las escalofriantes y emocionantes fotos de Weegee.


Me vuelve a asombrar de Milán que esa ciudad paradigma del diseño y de la calidad de vida tenga tanta pobreza y cutrerío, además de que se respirara un ambiente bastante berlusconiano. Las otras dos ciudades pequeñas que visitamos, Bérgamo y Pavia, tenían más encanto y homogeneidad, al menos en determinadas zonas. Y es que el hecho de que estas ciudades conserven una zona monumental sin mucha alteración posterior les confiere un encanto para un pobre españolito acostumbrado a ver edificios renacentistas al lado de bloques de 10 alturas y cosas así.


A los tranvías de Milán les dedicaré otra entrada.


P. S. Como en los hoteles había canales musicales, he oído alguna cosa interesante, además de Il Genio, pero me traje otro cd de Paolo Conte, Impressions of jazz, donde se dedica a colaborar con su xilófono en varias formaciones italianas de dixie. A ver si encuentro algo en Youtube.
Salud.

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Y sobre tu viaje por el norte de España, ¿no hay comentarios a destacar ni fotos alusivas en tu blog?

4:10 p. m.  
Blogger narrow said...

Ya irán, ya, que se me amontonan los temas. Prometo algo sobre el románico y alguna anécdota de restaurante.

12:44 p. m.  

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