Cosas que hacer un día de lluvia en la ciudad
Nada.
O:
Ir al ciber a hacer otra entrada.
Acabar un libro (El club de los faltos de cariño, de Manu Leguineche, prometo post) y empezar otro (Grand Hotel, de Vicki Baum).
Tirar unos zapatos viejos a los que les entraba el agua.
Cortarse el (casi nulo) pelo.
Escuchar jazz, el cd de Lou Donaldson que os recomendé el otro día (y antes a los suaves Mojave 3, ideales para hoy, disco, por cierto, que tiene una canción menos de las que indica).
Si tuviera chimenea, poner un leño no muy gordo en el fuego para que se fuera algo la humedad.
Preparar un té no muy fuerte, que tenga algo de "earl grey" (un día, en un bar de Reus me ofrecieron té rojo, verde, negro y gris, y resultó que el gris era "earl grey").
Darse cuenta de que hay madres que dejan a sus hijos de 8 años o así en el cibercafé para que el ordenador haga de canguro, y la niña en cuestión, con los auriculares puestos, hable e interactúe con el ordenador como si estuviera sola en el mundo (y a lo mejor lo está).
Decidir que, pese a la lluvia, una visita al mercado puede ser una buena idea.
Acabar el post subiendo una canción que me encanta de Tom Waits (prometo otra entrada).
Etiquetas: Tom Waits. vida cotidiana
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