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jueves, septiembre 28, 2006

Las casas ajenas

"Como fuera de casa en ningún sitio", decía un bohemio madrileño a comienzos de siglo. La época de los cafés, las tertulias brumosas y en ocasiones tumultuosas (¿alguien se acuerda de que Valle-Inclán perdió un brazo en una discusión con su amigo Manuel Bueno en una tertulia? En el fragor de la discusión, un bastonazo fue a parar a la muñeca de don Ramón, se le clavó un gemelo, una infección...), la vida fuera de casa. También es cierto que las casas eran frías, incómodas, con muchos niños que pedían (es lo suyo, ¿no?) comida, y el bohemio se evadía. Pero luego está el gusto por las casas de los amigos, aquéllas en la que estás igual o mejor que en la tuya, con confianza, cariño, y, además, novedad. Un nuevo paisaje, otros discos, otros libros, cuadros... Hoy voy a comer a una de esas casas y, ya antes, estoy feliz. Como recomendación literaria estaría muy bien algo de Rafael Argullol, "Cuaderno de travesía", por ejemplo, y el cd "Interior" de Màrcio Faraco.
Salud y que lo paséis bien.